TERCERA APARICIÓN
   Los devotos de las apariciones aumentaban de día en día. En todos los caseríos se rezaba con fervor el Rosario. Una señora se sentía especialmente entusiasmada, la señora Carreira. Con la ayuda de su marido y de sus hijos levantó un arco en el lugar de las apariciones y lo circundó con una valla de unos 80 centímetros de alta. Fue el primer monumento de Fátima.
   La insinuación del Párroco de que pudiera ser el demonio, caló hondo en Lucía. ¿Para qué ir a ver al demonio? Determinó no asistir el 13 de julio. Que sus primos hagan lo que quieran. La noche del 12 llegó una multitud al poblado. Lucía habló con sus primos y les comunicó su decisión. Ellos le contestaron que sí que irían. Jacinta se ofreció para hablar con la Señora en su lugar. Cuando Lucí llegó a casa, su madre la recibió con palabras duras: