Amar nos permite cumplir la Voluntad de Dios. Quien ama de verdad a Dios, puede hacer lo que realmente quiere hacer, porque esto será siempre Voluntad de Dios. Quien busca su interés personal, oculta sus deseos y planes a los demás. Busca aparentar lo que no es. Quien ama, no teme por su apariencia. Sabe que sea cual sea su apariencia, el amor se hace presente en todo acto que realiza. Podemos decir que el amor se convierte en su vestidura, vaya donde vaya.
¿Quién es el ser que busca infundir temor y desconfianza? El maligno. ¿Quién busca que nos encerremos en nosotros mismos y temamos a los demás? El maligno. ¿Quién es el padre de la mentira y nos ofrece un vestido falso para que los demás vean en nosotros los que no somos? El maligno.
Tenemos que estar prevenidos, porque el maligno sabe vendernos que el egoísmo es también amor y que quien se ama malamente a sí mismo, cumple con la Voluntad de Dios. Para no dudar, recordemos que Cristo nos dijo que para seguirle tenemos que tomar la cruz, negarnos y dejar atrás todo lo que nos ata al egoismo.