Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
INVISIBLE DESTELLO DE LUZ
Ya estaba atardeciendo cuando me encontré con sor Puri, la monja más mayor, en el pasillo del dormitorio de Comunidad (las novicias vivimos en un ala a parte).
Me detuve a saludarla, y, mientras me hablaba, encendió un foco estratégicamente colocado para alumbrar la imagen de la Virgen.
Después señaló hacia la ventana.
-Esta luz -me dijo en un susurro, casi a modo de secreto- parece pequeña, pero se ve perfectamente desde aquella carretera...-
Durante un instante, callamos contemplando, a lo lejos, el ir y venir de coches y camiones de la autopista.
En la oración me viene continuamente esta imagen a la cabeza. Porque... ¿cuántos conductores sabrán que esa luz es el foquito de la Virgen? Más aún, ¿cuántos descubrirán la pequeña luz en lo alto de la oscuridad del convento?
Y sor Puri todas las noches vuelve a encender el foco y a mirar por la ventana, como si de un faro de oraciones se tratara...
¡Eso es! ¡Sentí que el Señor me había regalado entenderlo! Realmente, ese foco, ¡es la oración!
Muchas veces hemos podido orar por amigos o conocidos, pero, ¿sabes cuántas veces han orado por ti? Personas que conocerás en el Cielo, hoy levantan las manos al Señor por ti. Son como ese foco: permanecen encendidos. No necesitan que nadie reconozca su presencia, ellos miran al Señor, a su Madre... y, silenciosamente, alumbran nuestra carretera.
¿Y tú? ¿Te animas a ser foco de luz?
Hoy el reto del amor es que hagas oración en la calle. Te invito a que lleves en tu mano una Cruz o un Rosario. Ve caminando, en coche o en transporte público. Deja que el Señor te indique tres personas a las que no conozcas. Al verlas, ora al Señor por ellas. Nadie sabrá hoy de tu gesto de amor... salvo en el Cielo, ¡donde celebran cada nueva luz! ¡Feliz y luminoso día!