Las aclaraciones de monseñor Camino sobre el aborto las han entendido los más ignaros, cuanto más, un ilustre Presidente del Parlamento. Cuantos procuran y realizan de hecho un aborto, incurren, ipso facto, en excomunión (se sitúan ellos fuera de la Iglesia). Los políticos que votan la ley injusta del aborto, comenten pecado mortal, es decir, no pueden comulgar sin confesión y arrepentimiento (caso de Bono). Nadie de los obispos le ha condenado “por ser socialista” y mucho menos, le han considerado “asesino”. La verdadera “tristeza” la tenemos los católicos por su falta pública de coherencia. Eso es todo y no hay que desorbitar las cosas ni marear la perdiz con comparaciones odiosas.