Para el Señor, cada acto, por pequeño que sea, tiene un gran valor. ¡Más aún si se trata de amar! Además, nos advirtió desde el principio que "la mies es abundante"... ¡el amor no puede esperar!
Lo impresionante es que el Señor es el primero que se pone manos a la obra. En el momento en que le necesitas, ¡siempre le encuentras a tu lado! Cristo permanece contigo para escucharte, levantarte, animarte... ¡lo suyo sà que es disponibilidad 25 horas al dÃa!
Y, a su vez, Cristo te invita a amar. Puede que no te sientas tan grande como para hacer heroicidades... pero, muchas pequeñas gotitas de amor, ¡acaban formando un mar!