¡¡¡LOS NIÑOS SANTOS MÁS JÓVENES, NO MÁRTIRES, DEL CALENDARIO DE LOS SANTOS!!!
J.M.J.
Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima.
Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz que es Dios: «algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él » a un Obispo vestido de Blanco « hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre ».
También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones.
Bajo los dos brazos de la Cruz había dos ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.
Tuy-311944 ».
4.- En la visión también el Papa es matado en el camino de los mártires. ¿Podemos ver en él a san Juan Pablo II… aunque de hecho se salvó del atentado?
Sigo un artículo muy completo e interesante de Jesús Martí Ballester, sacerdote valenciano que falleció el pasado 31 de octubre de 2016, con 94 años.
En el año 2000 el secretario de Estado del Vaticano desveló ante el mundo, por encargo del Papa, que en 1917, la Virgen profetizó ante los niños que «un obispo vestido de blanco caerá por tierra como muerto bajo los tiros de un arma de fuego». Cuando se produjo el atentado, Juan Pablo II ya conocía este tercer secreto, pues se lo había revelado Lucía, la única superviviente de las apariciones, lo que explica sus tres peregrinaciones a Fátima con el fin de agradecérselo y que la bala encontrada en su vientre, esté en la corona de la imagen de la Virgen.
Una mano disparó, Otra guió el proyectil. Para el Papa, la mano de la Virgen le salvó la vida aquel día de primavera. El 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II dijo que había ido «para agradecer a Santa María que me haya conservado la vida». Fátima está vinculada no sólo al atentado, sino a la historia de la Iglesia y del mundo en este siglo. En este lugar portugués, convertido en uno de los puntos de mayor devoción popular del mundo católico, en 1917, la Virgen realizó signos excepcionales y confió un mensaje a los pastorcillos. En el mismo año de la Revolución bolchevique, María anunciaba persecuciones y, al fin, la conversión de Rusia.
Domenico del Río, uno de los mejores comentaristas italianos de temas vaticanos, escribió: Es posible que Wojtyla, en su viaje a Fátima, piense en el cumplimiento de la profecía de Maximiliano Kolbe: Un día veréis la imagen de la Inmaculada sobre el pináculo más alto del Kremlin. Pero para esto ha sido necesario mucho dolor, mucho sufrimiento.
[De momento, esto es lo que se escuchó el Kremlin en el llamado Día de Rusia de 2015].
En una de sus poesías, Juan Pablo II, pone en boca de San Estanislao a un rey de Polonia: «Mi palabra no te ha convertido, mi sangre te convertirá". En la visión universal de su propia misión, el Papa une su experiencia de sufrimiento a una dimensión mundial. En este pontificado, se pueden ver dos momentos. El primero es el del profeta que grita al mundo, agita el evangelio por encima de las masas, quiere remover la tierra para acercarla a Dios. Luego, su voz no se alza ya con tanta sonoridad, en sus discursos ha abandonado el grito. Las condenas siguen siendo duras contra los ídolos del mundo, contra las injusticias, contra la guerra. Pero se ha atenuado la vehemencia física. Juan Pablo II quiere siempre convertir al mundo, pero, como su San Estanislao, confía más en el sufrimiento que en la palabra. La sangre, piensa el Papa, contiene más capacidad de redención.
La atracción que Fátima ha ejercido sobre todo el amplio ámbito de la Cristiandad se ha visto acrecentada por la existencia de los tres secretos de los que fue depositaria la única superviviente de las apariciones, Sor Lucía. El primero anunciaba el final de la Primera Gran Guerra y el estallido de una segunda aún más atroz. El segundo presagiaba la caída del comunismo en Rusia y la conversión de la gran nación que tanto había contribuido a la difusión del ateísmo. Quedaba el tercer secreto en secreto.
El «Obispo vestido de blanco» en la visión del 13 de julio de 1917, que caminaba hacia la Cruz entre los cadáveres de los mártires, y caía como muerto bajo los disparos de un arma de fuego es el propio Juan Pablo II. Comprendemos ahora mejor que el domingo anterior [7 de mayo de 2000, Wojtyla] quisiera rendir homenaje ecuménico en el Coliseo, a todos los mártires del siglo XX. Él entre todos y delante de todos.
Sobre estas líneas, Cruz Jubilar del año 2000 colocada en el Coliseo.
Aunque muchos lo esperaban, no fue el Papa Juan Pablo II quien se refirió al tercer secreto de Fátima durante la ceremonia de beatificación de los pastorcillos Francisco y Jacinta Marto, por haber sido él el protagonista y por tratarse de una revelación particular.
[Aquí el artículo completo:
http://www.corazones.org/maria/fatima/analisis_ballester.htm]
5.- “Los ángeles recogen bajo los brazos de la cruz la sangre de los mártires y riegan con ella las almas que se acercan a Dios.” ¿Qué significa este símbolo?
Es verdad que la visión contiene mucho sufrimiento, pero no es en vano. La Iglesia puede tener que sufrir mucho en los años venideros, y esto no puede ser una sorpresa. La Iglesia ha vivido la persecución desde la crucifixión, y nuestro sufrimiento en la época actual producirá efectos positivos solo en el futuro.
Estamos hablando de esa sangre de los mártires. Nos dice Tertuliano, en esa frase que tantas veces hemos repetido, que la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos: sangre que riega y que hace que todo fructifique, es la máxima fidelidad, son palabras de Nuestro Señor (en el mensaje de las Apariciones no hay nada que se aparte del Evangelio): No hay mayor amor que dar la vida. Entregar la vida: sea de forma martirial, sea con la entrega de la vida en todos los actos, hasta que uno muere.
La visión de Fátima tiene que ver sobre todo con la lucha de los sistemas ateos contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de los testigos de la fe del último siglo del segundo milenio, que es un interminable Vía Crucis dirigido por los Papas del Siglo XX. Según la interpretación de los pastorcillos, confirmada por Sor Lucía, el "Obispo vestido de blanco" es el Papa. También él, caminando con fatiga hacia la Cruz entre los cadáveres de los martirizados (obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y numerosos laicos), cae a tierra como muerto, bajo los disparos de arma de fuego. Después del atentado del 13 de mayo de 1981, a Su Santidad le pareció claro que había sido "una mano materna quien desvió la trayectoria de la bala", permitiendo al "Papa agonizante" detenerse "a las puertas de la muerte".