Según recoge Asia News, el salvaje grupo islamista de origen sirio-iraquí conocido como ISIS o Daesh, ha atacado un campo de refugiados en la región de Rajem al-Salibi, en la provincia de Hassakeh, en Siria, con el resultado de 46 muertos y decenas de heridos. Tras las explosiones se desataron enfrentamientos entre milicias yihadistas y grupos de combatientes. En el centro se hospedaban unas trescientas familias de origen tanto sirio como iraquí. Al parecer, el atentado sería obra de cinco terroristas kamikazes que habrían conseguido introducirse en el campo, cabe pensar que haciéndose pasar por un refugiado más. Según algunas versiones, habría además decenas de civiles secuestrados, los cuales serán objeto de los chantajes medievales que en pleno s. XXI practica ese grupo diabólico que es el ISIS, cuando no de alguna de sus escenas macabras que luego cuelgan en la red.
Dos cosas me han llamado poderosamente la atención en la noticia. La primera, la indiferencia, cuando no el silencio, con el que ha sido acogida en occidente, muestra más de la primorosa, elaborada y sin duda nada casual selección de noticias que la prensa mundial practica cuando de presentar el conflicto sirio se trata. Y muy particularmente, de esa izquierda que con tanto ahínco quiere traerse a todos los refugiados a Europa, pero a la que, a lo que se ve, no se preocupa tanto cuando fuera de Europa, son los islamistas los que los masacran. Enfrascados como están nuestros telediarios en una serie de consignas de adoctrinamiento cada vez más indisimuladas (pinche aquí para saber de qué le hablo), llegado es el punto en que en España ya ni nos enteramos de algunas de las cosas importantísimas que en el mundo están ocurriendo.
La segunda no es menos curiosa, y es que Asia News, sometida en esto al enfoque que los dictadores de lo políticamente correcto imponen a todas y cada una de las noticias que llegan a la parrilla de noticias, nos informa de que los ataques llevados a cabo últimamente en Siria contra el grupo yihadista han sido obra -y cito literalmente- de “las fuerzas democráticas sirias”, que son mire Vd. qué casualidad, las que apoya, según la propia noticia, Estados Unidos ¡¡¡¿Fuerzas democráticas sirias?!!! “¿Y ezo que é, oiga Uhté?” ¿Me puede explicar alguien de una vez, cuáles son esas “fuerzas democráticas sirias” con las que la prensa occidental nos emborracha a diario y a las que ni yo ni nadie todavía ha visto en ningún sitio? Suponiendo, que ya es mucho suponer, que existiera en Siria un solo demócrata según lo entendemos en occidente… ¿me puede decir alguien cuánto tiempo duraría al frente de un hipotético gobierno sirio?
En su día ya intentaron convencernos con todo el armamento mediático del que dispone la dictadura de lo políticamente correcto de que la Primavera Arabe, era, también, -como la revolución siria ahora-, un proceso de transición hacia la democracia. Todos supimos desde el primer momento que no era así, pero todos jugamos a hacer como si nos lo creyéramos. Hoy el resultado no permite la menor vacilación. Un balance de la Primavera Arabe, que al día de hoy no cabe definir sino de crudo “Invierno islamista”, nos habla de un estado fracasado dividido en tres, los tres en guerra, Libia; otro estado depauperado al que han destrozado la que era su primera industria, el turismo, que no es sino Túnez; un tercero en una guerra civil atroz contra un grupo diabólico que ya dura siete años, Siria; un cuarto, Irak, en el que la guerra civil no es oficial pero sí larvada, y dura más de trece años desde que un torpe presidente norteamericano decidiera jugar a hacerse el gran estadista; y un quinto que tuvo la suerte de contar con un general del que se podrán loar muchas cosas menos su carácter y elección precisamente democráticos, Egipto, que es, después de todo, el que mejor ha salido parado del crudo invierno al que aludimos, en el que entró con una dictadura civil y ha salido con otra militar, no sin degustar en medio las delicias del despotismo islamista.
La triste realidad, cuando ya hemos transitado el primer sexto del s. XXI, es que en el mundo árabe la alternativa sigue sin ser dictadura vs. democracia, y probablemente hayan de pasar una generación, si no dos o hasta tres o más, para que lo sea; sino dictaduras más o menos ilustradas vs. despotismos islamistas. Por lo que hablar de fuerzas democráticas en Siria, es, sencillamente, engañar: engañarse a uno mismo (si es que el que lo hace realmente se está autoengañando) y, sobre todo, engañar groseramente a los demás.
¿Cuándo a empezaremos a llamar a las cosas por su nombre y dejaremos de decir sandeces políticamente correctas que nadie en su sano juicio puede creerse pero que todos jugamos a hacer como que sí?
En fin amigos, así está el patio. Que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos. Mañana más.
©L.A.
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