Si no le gustan la Misa y la Liturgia, no le gustará el Cielo.
El Cielo, como la Misa, responde a una jerarquía donde el criterio es el amor. Dios es Amor y es el primero. Luego, según la medida del amor dado y recibido -o recibido, primero, porque todo es Gracia- estaremos todos los demás. La jerarquía litúrgica del Cielo es también sinfónica, como una orquesta: lo describió Tolkien en "El Silmarillion".
Así pues, lo más parecido que ha existido en la tierra al Reino de Dios, al Reino de los Cielos -expresión judía para no "malgastar" el Nombre de Dios-, es la Iglesia medieval, ese glorioso siglo XIII. Hans Küng les diría que no y también todos aquellos que confunden el Reino de Dios con la realización comunitaria de una ideología. No, no hay democracia ni socialismo en el Cielo.
La jerarquía del Amor es magnífica y sobrenatural. Por eso la Iglesia es jerárquica. Dios, primero. Y por eso la adoración, la alabanza, el culto, la piedad, son tan importantes. Son, en efecto, el Cielo en la tierra.