Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              
    
ENTRE MOSQUITOS ANDA EL JUEGO

Estaba en la celda, ya a punto de irme a la cama, cuando un mosquito se puso a volar delante de mis narices. Empecé a seguirle con una zapatilla mientras se elevaba más y más, hasta que descubrí que no era el único inquilino... por la ventana entreabierta se habían colado unos cuantos más, llegando a ser ya una "familia" bastante numerosa.

Cualquiera se dormía con todos sobrevolando la cama...

-¡Brillante idea! ¡Ya sé cómo eliminarlos! -me dije mientras veía en una esquina el aspirador, que había estado utilizando esa tarde. 

Cogí el aparato y me subí de pie en mi mesa para alcanzar el techo (de lo contrario, iba a ser imposible llevar a cabo el plan). Encendí el aspirador y, uno a uno, los mosquitos fueron absorbidos en cuestión de segundos. 

Cuando lo dejé en el suelo para disponerme a bajar, me di cuenta de que aún quedaba uno. Me agaché, volví a coger el aspirador, me levanté con toda la energía que se puede tener ante una situación como ésa y... "¡Pammmmm!" 

Me di un tremendo golpe en la cabeza contra el marco que sobresale de la ventana. Aún tengo un chichón que chilla de vez en cuando, y... otros dolores asociados. Eso sí, todavía me río al recordar lo cómico y absurdo de la situación.

A lo largo del día (y más si has empezado con todo un poco torcido...) muchos "mosquitos" se van colando. Esa persona que te saca de tus casillas, el carácter de la otra que en cualquier momento te va a hacer saltar, la forma de hablar de otro... y así... cogemos el aspirador para acabar con todos en cuestión de segundos, con una contestación que sentencia, una ironia que bloquea... pequeñas cosas que "aspiran" a otros y nos hacen sentir victoriosos. 

Pero, cuando pasa al revés, ¡qué duro es el golpe si nos lo dan a nosotros...! ¡Cómo duele cuando el marco de la ventana nos golpea sin parecer inmutarse! ¡Se ríe de nosotros y de nuestro aspirador! El dolor se nos queda días y días en un chichón que nos habla del dolor que nos produce sentirnos rechazados, ver que no podemos llegar de ninguna manera a esa persona, sentir que formamos parte de un juicio continuo. Y así nos metemos en una espiral de aspirar y ser golpeados...

Con Cristo todo esto puede cambiar, sólo necesita que sueltes el aspirador, te bajes de la mesa, le agarres fuerte de la mano y te mires en el espejo sin miedo. ¿Qué ves?¿Debilidad, pobreza?... ¿Otro mosquito? ¡No pasa nada! Con Él ya nada asusta, se sanan esas heridas que te hacen ver al otro amenazante, todo aquello que refleja lo que en realidad no te gusta de ti.  

¿Y sabes qué es lo primero que hace Cristo? Te muestra que tú no eres diferente a ellos; en esa debilidad te hace sentirte amado, con ello hace que puedas amar al "mosquito" que hay en ti y, desde esa nueva mirada, los demás no serán amenaza, sino "mosquitos" como tú, compañeros de viaje.

Hoy el reto del amor es que, cuando veas un espejo, no tengas miedo a mirarte y entregues al Señor todo aquello que por dentro te invita a apartar la mirada: todas tus heridas, tus complejos, aquello que no deja que te sientas bien contigo mismo, tu imagen. Deja que Cristo te abrace en todo y, desde Él, mira a los hermanos y ora por los que te golpean, sabiéndote profundamente amado.

VIVIE DE CIRSTO

  
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¡Feliz día!