Circulan muchísimas leyendas sobre su vida y martirio, pero análisis históricos de las distintas tradiciones y el trabajo de los bolandistas[1], nos han permitido inferir más detalles sobre su vida.
Jorge nació en Capadocia (la actual Turquía) en el siglo III. Su padre era Geroncio, un soldado del Imperio romano de Oriente que murió al poco de nacer Jorge. Su madre, Policromía, le llevó con ella a su ciudad natal: Lydda (La actual Lod, en Israel), donde creció y acabó convirtiéndose también en soldado, alcanzando rápidamente un puesto destacado. Llegó al puesto de tribuno, y fue destinado a Nicomedia con la guardia personal del emperador.
Ignoramos si era cristiano antes de pertenecer al ejército, o si se convirtió durante su permanencia en él, pero el caso es que, en los años 303-304, el emperador Diocleciano emitió una serie de edictos por los cuales se obligaba a los cristianos a hacer sacrificios a los dioses romanos y se perseguía a los que se negasen a hacerlo. Este momento fue conocido como “la Gran Persecución de Diocleciano”, y tuvo un alcance terrible. Diocleciano ordenó a san Jorge perseguir y ejecutar a los cristianos, pero él se negó, atreviéndose a criticar la decisión tomada por el emperador en su presencia.
Diocleciano reaccionó violentamente, ordenó su tortura y ejecución. Así, en abril de 303, frente a las murallas de Nicomedia, san Jorge fue torturado cruelmente durante varios días. La tradición nos dice que se usaron cuatro métodos distintos de tortura y fue decapitado el día 23, se dice que sin elevar una sola queja.
Se cree que su ejemplo alentó a muchos cristianos a resistir, entre ellos a una sacerdotisa pagana conversa y a la emperatriz Alejandra, esposa de Diocleciano, que fueron también martirizadas. San Jorge fue enterrado en Lydda (al final un pequeño video de la iglesia que custodia sus restos).
A lo largo de la historia, san Jorge se ha convertido en el patrón de muchos reinos y ciudades (especialmente durante la Edad Media); entre los más conocidos figuran: Aragón, Inglaterra, Georgia (a la que también le da el nombre), Génova, Moscú (cuya bandera es un san Jorge a caballo con fondo granate), Portugal, Cataluña, Cáceres...
También es santo patrón del estamento de caballería de los ejércitos de Rusia, del movimiento Scout y de las Órdenes Teutónica y de Calatrava.
Su emblema es una cruz roja con brazos que llegan hasta los extremos y fondo blanco. Fue utilizada profusamente y, aún ahora, puede verse en multitud de banderas nacionales y regionales, con el notable ejemplo de la enseña de Inglaterra, conformada exclusivamente por la llamada “Cruz de San Jorge”.
Iconográficamente se le suele representar a lomos de un caballo blanco, sujetando una lanza clavada en un dragón, que suele aparecer a sus pies, y recubierto de armadura, a modo de caballero de Dios victorioso contra el mal.
[En el último libro que he publicado para el Arzobispado Castrense con el título Bajo la bandera de Jesús dedico este artículo de San Jorge de Capadocia dentro del primer apartado: SOLDADOS SANTOS. Cuando está a punto de concluir el domingo de la Divina Misericordia, que hemos celebramos en este 23 de abril, os transcribo la entrada dedicada al soldado mártir].
Jorge nació en Capadocia (la actual Turquía) en el siglo III. Su padre era Geroncio, un soldado del Imperio romano de Oriente que murió al poco de nacer Jorge. Su madre, Policromía, le llevó con ella a su ciudad natal: Lydda (La actual Lod, en Israel), donde creció y acabó convirtiéndose también en soldado, alcanzando rápidamente un puesto destacado. Llegó al puesto de tribuno, y fue destinado a Nicomedia con la guardia personal del emperador.
Ignoramos si era cristiano antes de pertenecer al ejército, o si se convirtió durante su permanencia en él, pero el caso es que, en los años 303-304, el emperador Diocleciano emitió una serie de edictos por los cuales se obligaba a los cristianos a hacer sacrificios a los dioses romanos y se perseguía a los que se negasen a hacerlo. Este momento fue conocido como “la Gran Persecución de Diocleciano”, y tuvo un alcance terrible. Diocleciano ordenó a san Jorge perseguir y ejecutar a los cristianos, pero él se negó, atreviéndose a criticar la decisión tomada por el emperador en su presencia.
Diocleciano reaccionó violentamente, ordenó su tortura y ejecución. Así, en abril de 303, frente a las murallas de Nicomedia, san Jorge fue torturado cruelmente durante varios días. La tradición nos dice que se usaron cuatro métodos distintos de tortura y fue decapitado el día 23, se dice que sin elevar una sola queja.
Se cree que su ejemplo alentó a muchos cristianos a resistir, entre ellos a una sacerdotisa pagana conversa y a la emperatriz Alejandra, esposa de Diocleciano, que fueron también martirizadas. San Jorge fue enterrado en Lydda (al final un pequeño video de la iglesia que custodia sus restos).
A lo largo de la historia, san Jorge se ha convertido en el patrón de muchos reinos y ciudades (especialmente durante la Edad Media); entre los más conocidos figuran: Aragón, Inglaterra, Georgia (a la que también le da el nombre), Génova, Moscú (cuya bandera es un san Jorge a caballo con fondo granate), Portugal, Cataluña, Cáceres...
También es santo patrón del estamento de caballería de los ejércitos de Rusia, del movimiento Scout y de las Órdenes Teutónica y de Calatrava.
Su emblema es una cruz roja con brazos que llegan hasta los extremos y fondo blanco. Fue utilizada profusamente y, aún ahora, puede verse en multitud de banderas nacionales y regionales, con el notable ejemplo de la enseña de Inglaterra, conformada exclusivamente por la llamada “Cruz de San Jorge”.
Iconográficamente se le suele representar a lomos de un caballo blanco, sujetando una lanza clavada en un dragón, que suele aparecer a sus pies, y recubierto de armadura, a modo de caballero de Dios victorioso contra el mal.
[En el último libro que he publicado para el Arzobispado Castrense con el título Bajo la bandera de Jesús dedico este artículo de San Jorge de Capadocia dentro del primer apartado: SOLDADOS SANTOS. Cuando está a punto de concluir el domingo de la Divina Misericordia, que hemos celebramos en este 23 de abril, os transcribo la entrada dedicada al soldado mártir].
[1] Se designa con el nombre de bolandistas al grupo de colaboradores jesuitas que prosigue la obra hagiográfica iniciada en el siglo XVII por el sacerdote Jean Bolland (15961665) en Amberes. El grupo se crea con la finalidad científica de recoger y someter a examen crítico toda la literatura hagiográfica existente, valorando las fuentes relativas a los santos incluidos en los martirologios, distinguiendo los datos históricos de los legendarios, de forma que se pudiera llegar a una historia y espiritualidad de los santos y beatos reconocidos por la Iglesia. Fue su precursor Heribert Rosweyde (15641629), que en 1607 publicó en Amberes, Fasti Sanctorum introduciendo la idea de la metodología que emplearán los bolandistas: estudio detallado de las fuentes y manuscritos para descubrir la veracidad de las narraciones.