Nada, seguÃan enganchadas. Un poco más de fuerza y... unos pelitos grises cayeron suavemente al suelo.
-¡¡Aaaaaaaaaagh!!
Las tijeras funcionaban estupendamente. Lo que pasa es que me habÃa salido de la lÃnea y no estaba cortando sólo la etiqueta: ¡¡estaba cortando el pantalón!!
Reconozco que le di gracias al Señor... ¡por haber parado a tiempo!
Y es que muchas veces comenzamos el dÃa estupendamente, como los primeros cortes de mis tijeras, ¡todo fluye sin problema!
Pero, ¡ay!, de pronto algo se nos tuerce: una mala contestación, un cuarto desordenado, un trabajo que no llega a tiempo... ¡se nos atascan las tijeras!
Pero lo grave del asunto llega a partir de ahÃ. SÃ, porque podemos intentar seguir cortando de mal genio, a base de fuerza... pero, si nos hemos salido de la lÃnea del amor, lo más seguro es que acabemos cortando lo que no debemos, ¡y preparando un buen estropicio!
Hoy el reto del amor es volver a la lÃnea del amor. Si sientes que se te atascan las tijeras, ¡es que te has salido del camino! No te preocupes, lo importante es no seguir cortando, ¡parar a tiempo! Deja que Cristo te desatasque antes de hacer un buen agujero. Si te atascas, para con Él... ¡y apuesta por el amor!