Decía en el artículo anterior que, tras dejar de celebrarse las Mondas en 1927, al año siguiente, y de la mano del beato Saturnino Ortega Montealegre, volvieron a celebrarse con todo su esplendor. Tal vez, esta afirmación pueda parecer exagerada. Y, sin embargo, al recordar quién era el beato Saturnino Ortega podremos fácilmente confirmar esta tesis.
1.- Desde el 16 de julio de 1912 era el párroco de Santa María la Mayor de Talavera de la Reina (Toledo) y, cuatro días después, el 20 de julio, el cardenal Gregorio Aguirre le nombra arcipreste de la misma ciudad. Durante 24 años, los cinco cardenales que regirán la diócesis (Guisasola, Almaraz, Reig, Segura -bajo estas líneas- y Gomá) confiarán en él, hasta que en los días de la persecución religiosa fue asesinado in odium fidei. Fue beatificado por Benedicto XVI el 28 de octubre de 2007.
2.- Refiere el sacerdote Pedro Arganda en su libro Saturnino Ortega. Arcipreste de Talavera (2007): “su autoridad y prestigio se extendía más allá del campo religioso. Cuentan, y así lo cuento, que discutiendo en la Casa del Pueblo, en discusión acalorada, un tema de tipo social y no logrando ver el asunto claro, uno de los presentes propuso llamar a don Saturnino para que aclarase el asunto. Proposición rechazada ante el respeto humano, ante el qué dirán si acudimos a un cura para solucionar nuestros problemas. Es una interesante anécdota que revela muy bien el conocimiento que tenían de su saber y rectitud, que les inspiraba merecida confianza”.
3. Pronto apreció que la advocación mariana que aglutinaba a toda la ciudad de Talavera era la Virgen del Prado. Era privilegio de su parroquia recibir y albergar la Sagrada Imagen cuando ésta, por algún motivo extraordinario, salía a procesionar por las calles de la ciudad. En ella la alojó don Saturnino el 30 de diciembre de 1929, cuando se organizaron grandes fiestas en su honor con motivo del 75 aniversario de la definición dogmática de la Inmaculada, presididas por el Sr. Arcipreste. También la Virgen del Prado, a la que dedicó algunas de sus poesías, tuvo lugar preferente en el corazón de don Saturnino.
4. Finalmente, porque, como señala Ballesteros, en este año de 1928, por primera vez acompañó la Monda. Y dejará su recorrido desde el Humilladero para salir desde el templo de El Salvador, iglesia filial de Santa María. También la jurisdicción del Santuario de Nuestra Señora del Prado era competencia del párroco de Santa María la Mayor.
No nos alarguemos y leamos lo recogido en “El Castellano”.
1928, 4 de abril
“Este año habrá “Mondas”
Lo ha querido Talavera, y con Talavera, sus autoridades; y la campaña sostenida en estas columnas, ha dado sus frutos.
Los señores alcaldes y arcipreste de esta ciudad, se han dirigido a los pueblos que tuvieron tan piadosa costumbre, para que envíen una pequeña cantidad de cera –sin ninguna otra clase de gasto- para que sea ofrendada a la Virgen del Prado y no falte esta tradicional manda. Las Cofradías de Talavera, también enviarán alguna ofrenda de cera.
La clásica y talaveranísima procesión de las “Mondas”, saldrá, según es costumbre, de la iglesia de El Salvador, a las once de la mañana.
Interior del templo de El Salvador en los años del beato Saturnino Ortega.
Asistirá -como nota nueva- la banda municipal.
Llegada al Templo de la Patrona de Talavera, se hará la ofrenda, y se cantará una solemne Salve, cosa que tampoco antes se hacía.
Después es muy probable que la banda municipal dé un concierto en el Paseo del Prado.
Talavera entera acudirá a sus tradicionales “Mondas”, y hará que jamás se pierda tan piadosa costumbre.
1928, 11 de abril
Ayer mañana [el martes de Pascua, 10 de abril de 1928] se celebró la tradicional fiesta de las “Mondas” en honor de la Virgen del Prado.
A las once de la mañana salió el carrito tirado por dos corderos de la iglesia del Salvador. Iba artísticamente adornado con flores, romero y banderitas.
Acompañábanle el arcipreste, con capa pluvial [beato Saturnino Ortega Montealegre]; el teniente alcalde, señor Arroyo, en representación del Alcalde; el doctor Villarubia, y numerosos fieles.
En el interior del templo se cantó una Salve a la Virgen del Prado y se hizo la ofrenda de la cera donada por el Ayuntamiento y todas las congregaciones religiosas.
El templo estaba completamente lleno a pesar de que toda la mañana y en especial a la hora de las “Mondas” llovió torrencialmente. Por esta causa tuvo que ser suspendido el anunciado concierto de la banda municipal.
El vecindario se halla muy satisfecho por haber sido rescatada esta tradición secular.
1928, 18 de abril
De nuevo se nos ofrece con el encabezamiento Comentario de la semana lo que sucedió en aquellas Mondas. En 1980 ya fue recogido por Ángel Ballesteros Gallardo en su opúsculo: Las Mondas de Talavera de la Reina: historia de una tradición (editado por la Diputación de Toledo en la colección Temas Toledanos) y que puede encontrarse para su lectura en internet.
Se celebraron las “Mondas”, y se celebraron como nunca de esplendorosas y solemnes; así han respondido autoridades y pueblo a un llamamiento desde estas columnas dirigido, requiriendo a todos para que no dejaran perderse en definitiva una gloriosa tradición.
Nuestra campaña, seguida con tesón en estas columnas, ha producido su efecto.
En que fuera así, habíamos puesto un noble interés; todo el interés y toda la nobleza que puede ponerse en aquellos asuntos que afectan al espíritu de un pueblo. Y no cabe duda que si este año hubiera dejado de hacerse la ofrenda a la Virgen del Prado, a buen seguro que hubiera desaparecido definitivamente la fiesta, y con ella el encanto de algo que es sólo nuestro, según hemos tenido ya ocasiones de repetir.
Que Talavera ha visto con entusiasmo la resurrección de sus “mondas”, lo demuestra el gentío que se agolpaba por las calles a ver pasar la procesión con el carrito, tirado por corderos. Los chiquillos –que tienen en esta fiesta especial encanto- acudían en tropel para acompañarlas; la ermita del Prado estaba abarrotada de público, como en las grandes solemnidades… y todo ello a pesar de la lluvia torrencial que cayó durante toda la mañana, y muy especialmente durante el tiempo de la procesión.
El carrito de mondas en una foto de estos últimos años
La cooperación prestada por todos, dio también la brillantez apetecida; desde los propietarios señores Moro y Caballero, que prestaron los corderitos, hasta el propio señor arcipreste, que por primera vez acompañó a la Monda, revestido de capa pluvial, el Ayuntamiento, las Cofradías, todos en fin los que algo podían, algo hicieron porque Talavera tuviera sus “Mondas”.
Lástima grande que el tiempo desluciera la fiesta; preparado estaba, como digno colofón, un concierto de la banda municipal en el paseo del Prado. Pero en fin, la siembra está echada, y en el próximo año, Dios mediante, será preciso avanzar en el camino emprendido.
Lo interesante y urgente, era que la fiesta no dejara de celebrarse este año, como ocurrió en el anterior; que las tradiciones, si se pierden, es difícil renovarlas.
Y al fin y al cabo se llevó a efecto, mejor quizá que nunca. Del éxito -aunque inmodestia sea- nos corresponde una pequeña parte; y muy especialmente a nuestro querido colaborador, señor Arroyo, iniciador de la campaña.
Como ella de nobles y desinteresadas son todas las que nuestra plana sostiene, y así seguiremos siempre, recorriendo el camino emprendido desde el primer número de nuestra publicación.
1931, una semana antes de ser proclama la Segunda República
El Castellano del jueves 9 de abril de 1931 informa:
El martes último [7 de abril de 1931, martes de Pascua], se celebraron las tradicionales Mondas, ofrenda de cera a Nuestra Señora del Prado.
La procesión con el carrito, preciosamente adornado y tirado por dos corderos, salió de la iglesia de El Salvador, siendo seguida por multitud de niños y mayores, que tanto disfrutan con esta típica fiesta talaverana.
Una vez la comitiva en el templo de nuestra Patrona, fue hecha la ofrenda de cera a la Santísima Virgen del Prado.
Las saetas, ¡ya en 1927!
No tiene nada que ver. Pero preparando estos artículos, a la par se recogen las crónicas de Semana Santa. En el ejemplar citado del 21 de abril de 1927 se puede leer:
“El viernes, a las siete de la tarde, se organizó en la parroquia de Santiago la procesión del Santo Entierro… La procesión regresó a Santiago, cerca de las diez de la noche. Durante el trayecto se oyeron muchas saetas; unas buenas y otras regulares”.
Queda dicho.
Sobre estas líneas, una foto actual del campanario de la iglesia de El Salvador de Talavera de la Reina.
1.- Desde el 16 de julio de 1912 era el párroco de Santa María la Mayor de Talavera de la Reina (Toledo) y, cuatro días después, el 20 de julio, el cardenal Gregorio Aguirre le nombra arcipreste de la misma ciudad. Durante 24 años, los cinco cardenales que regirán la diócesis (Guisasola, Almaraz, Reig, Segura -bajo estas líneas- y Gomá) confiarán en él, hasta que en los días de la persecución religiosa fue asesinado in odium fidei. Fue beatificado por Benedicto XVI el 28 de octubre de 2007.
2.- Refiere el sacerdote Pedro Arganda en su libro Saturnino Ortega. Arcipreste de Talavera (2007): “su autoridad y prestigio se extendía más allá del campo religioso. Cuentan, y así lo cuento, que discutiendo en la Casa del Pueblo, en discusión acalorada, un tema de tipo social y no logrando ver el asunto claro, uno de los presentes propuso llamar a don Saturnino para que aclarase el asunto. Proposición rechazada ante el respeto humano, ante el qué dirán si acudimos a un cura para solucionar nuestros problemas. Es una interesante anécdota que revela muy bien el conocimiento que tenían de su saber y rectitud, que les inspiraba merecida confianza”.
3. Pronto apreció que la advocación mariana que aglutinaba a toda la ciudad de Talavera era la Virgen del Prado. Era privilegio de su parroquia recibir y albergar la Sagrada Imagen cuando ésta, por algún motivo extraordinario, salía a procesionar por las calles de la ciudad. En ella la alojó don Saturnino el 30 de diciembre de 1929, cuando se organizaron grandes fiestas en su honor con motivo del 75 aniversario de la definición dogmática de la Inmaculada, presididas por el Sr. Arcipreste. También la Virgen del Prado, a la que dedicó algunas de sus poesías, tuvo lugar preferente en el corazón de don Saturnino.
4. Finalmente, porque, como señala Ballesteros, en este año de 1928, por primera vez acompañó la Monda. Y dejará su recorrido desde el Humilladero para salir desde el templo de El Salvador, iglesia filial de Santa María. También la jurisdicción del Santuario de Nuestra Señora del Prado era competencia del párroco de Santa María la Mayor.
No nos alarguemos y leamos lo recogido en “El Castellano”.
1928, 4 de abril
“Este año habrá “Mondas”
Lo ha querido Talavera, y con Talavera, sus autoridades; y la campaña sostenida en estas columnas, ha dado sus frutos.
Los señores alcaldes y arcipreste de esta ciudad, se han dirigido a los pueblos que tuvieron tan piadosa costumbre, para que envíen una pequeña cantidad de cera –sin ninguna otra clase de gasto- para que sea ofrendada a la Virgen del Prado y no falte esta tradicional manda. Las Cofradías de Talavera, también enviarán alguna ofrenda de cera.
La clásica y talaveranísima procesión de las “Mondas”, saldrá, según es costumbre, de la iglesia de El Salvador, a las once de la mañana.
Interior del templo de El Salvador en los años del beato Saturnino Ortega.
Asistirá -como nota nueva- la banda municipal.
Llegada al Templo de la Patrona de Talavera, se hará la ofrenda, y se cantará una solemne Salve, cosa que tampoco antes se hacía.
Después es muy probable que la banda municipal dé un concierto en el Paseo del Prado.
Talavera entera acudirá a sus tradicionales “Mondas”, y hará que jamás se pierda tan piadosa costumbre.
1928, 11 de abril
Ayer mañana [el martes de Pascua, 10 de abril de 1928] se celebró la tradicional fiesta de las “Mondas” en honor de la Virgen del Prado.
A las once de la mañana salió el carrito tirado por dos corderos de la iglesia del Salvador. Iba artísticamente adornado con flores, romero y banderitas.
Acompañábanle el arcipreste, con capa pluvial [beato Saturnino Ortega Montealegre]; el teniente alcalde, señor Arroyo, en representación del Alcalde; el doctor Villarubia, y numerosos fieles.
En el interior del templo se cantó una Salve a la Virgen del Prado y se hizo la ofrenda de la cera donada por el Ayuntamiento y todas las congregaciones religiosas.
El templo estaba completamente lleno a pesar de que toda la mañana y en especial a la hora de las “Mondas” llovió torrencialmente. Por esta causa tuvo que ser suspendido el anunciado concierto de la banda municipal.
El vecindario se halla muy satisfecho por haber sido rescatada esta tradición secular.
1928, 18 de abril
De nuevo se nos ofrece con el encabezamiento Comentario de la semana lo que sucedió en aquellas Mondas. En 1980 ya fue recogido por Ángel Ballesteros Gallardo en su opúsculo: Las Mondas de Talavera de la Reina: historia de una tradición (editado por la Diputación de Toledo en la colección Temas Toledanos) y que puede encontrarse para su lectura en internet.
Se celebraron las “Mondas”, y se celebraron como nunca de esplendorosas y solemnes; así han respondido autoridades y pueblo a un llamamiento desde estas columnas dirigido, requiriendo a todos para que no dejaran perderse en definitiva una gloriosa tradición.
Nuestra campaña, seguida con tesón en estas columnas, ha producido su efecto.
En que fuera así, habíamos puesto un noble interés; todo el interés y toda la nobleza que puede ponerse en aquellos asuntos que afectan al espíritu de un pueblo. Y no cabe duda que si este año hubiera dejado de hacerse la ofrenda a la Virgen del Prado, a buen seguro que hubiera desaparecido definitivamente la fiesta, y con ella el encanto de algo que es sólo nuestro, según hemos tenido ya ocasiones de repetir.
Que Talavera ha visto con entusiasmo la resurrección de sus “mondas”, lo demuestra el gentío que se agolpaba por las calles a ver pasar la procesión con el carrito, tirado por corderos. Los chiquillos –que tienen en esta fiesta especial encanto- acudían en tropel para acompañarlas; la ermita del Prado estaba abarrotada de público, como en las grandes solemnidades… y todo ello a pesar de la lluvia torrencial que cayó durante toda la mañana, y muy especialmente durante el tiempo de la procesión.
El carrito de mondas en una foto de estos últimos años
La cooperación prestada por todos, dio también la brillantez apetecida; desde los propietarios señores Moro y Caballero, que prestaron los corderitos, hasta el propio señor arcipreste, que por primera vez acompañó a la Monda, revestido de capa pluvial, el Ayuntamiento, las Cofradías, todos en fin los que algo podían, algo hicieron porque Talavera tuviera sus “Mondas”.
Lástima grande que el tiempo desluciera la fiesta; preparado estaba, como digno colofón, un concierto de la banda municipal en el paseo del Prado. Pero en fin, la siembra está echada, y en el próximo año, Dios mediante, será preciso avanzar en el camino emprendido.
Lo interesante y urgente, era que la fiesta no dejara de celebrarse este año, como ocurrió en el anterior; que las tradiciones, si se pierden, es difícil renovarlas.
Y al fin y al cabo se llevó a efecto, mejor quizá que nunca. Del éxito -aunque inmodestia sea- nos corresponde una pequeña parte; y muy especialmente a nuestro querido colaborador, señor Arroyo, iniciador de la campaña.
Como ella de nobles y desinteresadas son todas las que nuestra plana sostiene, y así seguiremos siempre, recorriendo el camino emprendido desde el primer número de nuestra publicación.
1931, una semana antes de ser proclama la Segunda República
El Castellano del jueves 9 de abril de 1931 informa:
El martes último [7 de abril de 1931, martes de Pascua], se celebraron las tradicionales Mondas, ofrenda de cera a Nuestra Señora del Prado.
La procesión con el carrito, preciosamente adornado y tirado por dos corderos, salió de la iglesia de El Salvador, siendo seguida por multitud de niños y mayores, que tanto disfrutan con esta típica fiesta talaverana.
Una vez la comitiva en el templo de nuestra Patrona, fue hecha la ofrenda de cera a la Santísima Virgen del Prado.
Las saetas, ¡ya en 1927!
No tiene nada que ver. Pero preparando estos artículos, a la par se recogen las crónicas de Semana Santa. En el ejemplar citado del 21 de abril de 1927 se puede leer:
“El viernes, a las siete de la tarde, se organizó en la parroquia de Santiago la procesión del Santo Entierro… La procesión regresó a Santiago, cerca de las diez de la noche. Durante el trayecto se oyeron muchas saetas; unas buenas y otras regulares”.
Queda dicho.
Sobre estas líneas, una foto actual del campanario de la iglesia de El Salvador de Talavera de la Reina.