Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
EL CORDEO PASCUAL
Ayer mismo unas cuantas hermanas se sumergieron en la cocina y, tras una mañana de trabajo, ¡ya tenemos el cordero preparado para la Pascua!
"¿¿Que ya habéis cocinado el cordero??", estarás pensando.
Bueno, es que el nuestro es un cordero especial: ¡es de galleta!
Para después de la Vigilia, sacan esta galleta tamaño XXL con forma de corderito... ¡y a celebrar la Pascua!
Ahora, vayas por donde vayas, todo el convento huele a galleta, azúcar y a anís. Y, de tanto comerlo sólo en estas fechas, ¡a mí el monasterio ya me huele a resurrección!
Orando el fenómeno del aroma que tenemos en los claustros, me he dado cuenta de que esto es lo que tiene que pasar en nosotros los próximos días.
Realmente, la masa, el horno, la galleta... todo se ha hecho en la cocina, sin salir de ahí, pero nadie puede contener el agradable olor encerrado. ¡Se expande por toda la casa!
Así, en estos días que vamos a comenzar, el Señor nos llama a la intimidad, a estar con Él, ¡a meternos en la cocina, a dejarnos cocer al fuego del Amor!
Aparentemente, de esta receta se entera cada uno en su intimidad con el Señor, no afecta a nadie más... ¿o tal vez sí?
¡Claro que sí! El olor de la cocina del corazón sale hasta llenar toda la casa, hasta cubrir todo tu ambiente. Quien se siente amado por Cristo, ¡ama de forma distinta! Y eso... es imposible no notarlo.
Hoy el reto del amor es buscar una iglesia y pasar unos minutos con el Señor. Pídele poder vivir estos días santos que se acercan, poder entrar con Él en tu corazón, dejarte cocinar al calor de su amor incondicional. ¡El aroma de la receta que Cristo te propone llenará toda tu casa por mucho tiempo! ¡Feliz día!