El L.A. Alejandro Deschamps Espinosa de los Monteros, autor del artículo “Miopía espiritual”, nos comparte un análisis sobre los recientes hashtags #prolife y #prochoice:
La controversia y la confrontación:
El movimiento “Pro-choice” se ha vuelto una de las causas más populares y prioritarias entre los medios y asociaciones feministas, este movimiento activista defiende el derecho al aborto y al servicio público de clínicas contraconceptivas, establece que las limitaciones al aborto atentan contra los derechos de las mujeres y menosprecian la libertad de sus cuerpos. La postura “pro-choice”, ha creado una tendencia muy activa de confrontar a los defensores de la vida muy comúnmente nombrados “pro-life”.
La iniciativa “pro-life” normalmente propone que la ley menosprecia el valor de la vida al eliminar las barreras legales que protegen la integridad del no-nacido que está en proceso de gestación, dicha medida es la más popular en el debate político (EUA) pero su verdadera misión es la valoración de la vida desde el momento de la concepción. Básicamente el aporte más significativo de este movimiento que busca hacer conciencia es difundir la idea de que la vida es valiosa y que sin importar cuál sea la situación busca salvarla, promoviendo alternativas como la adopción.
El aborto una situación difícil para las mujeres:
Una de las tareas más importantes de la postura pro vida es acompañar y entender a las mujeres sin menospreciar sus preocupaciones e independientemente de lo que crean mostrarles lo valioso que es elegir por la vida, no como una exigencia que condena o señala sino como una invitación a dar parte de sí mismas por alguien más. Optar por la vida no debe ser visto como obligación social, sino como un acto de bondad infinitamente reconocido. Los activistas “pro-choice” se equivocan al decir que la postura en favor de la vida discrimina y atenta contra las mujeres. Al contrario, una verdadera postura pro vida debe ser el principal aliado de una mujer. Proporcionar soluciones alternativas (éticas) al aborto debe ser siempre una prioridad pero, más importante que nada, siempre libre de todo prejuicio y recordando que estas mujeres nunca estarán solas.
La acción pro vida en países con aborto legal:
La acción pro vida no debe ser simplemente un instrumento político para exigir una medida legal, sino una comunidad que busque un impacto social, difundir una cultura que valore a la vida y que no es indispensable una ley para amarla y protegerla. Limitarse a pensar que defender el aborto legal es el único frente es una gran equivocación y es atarse los brazos para lograr muchas otras cosas. En una legislación donde existe la libertad de optar por el aborto es aún más importante recalcar que quien tiene la última palabra para defender a la vida es la mujer embarazada y ninguna ley va a impedir que se difunda el gozo y la dicha que trae una nueva vida.
Dialogar y cooperar en lugar de atacarnos:
El diálogo siempre es posible, necesario y fructífero; sobre todo, en la era de las redes sociales donde los mensajes se contaminan con la misma velocidad con la que viajan. Para que un diálogo sea óptimo hay que ser respetuosos, concretos y debatir punto por punto para evitar confundir posturas, facilitando así los puntos de acuerdo.
En conclusión, la misión de la postura “pro-life” no debe ser simple activismo, sino difundir una postura y un comportamiento moral que nos ayude como sociedad a ser mejores.
La controversia y la confrontación:
El movimiento “Pro-choice” se ha vuelto una de las causas más populares y prioritarias entre los medios y asociaciones feministas, este movimiento activista defiende el derecho al aborto y al servicio público de clínicas contraconceptivas, establece que las limitaciones al aborto atentan contra los derechos de las mujeres y menosprecian la libertad de sus cuerpos. La postura “pro-choice”, ha creado una tendencia muy activa de confrontar a los defensores de la vida muy comúnmente nombrados “pro-life”.
La iniciativa “pro-life” normalmente propone que la ley menosprecia el valor de la vida al eliminar las barreras legales que protegen la integridad del no-nacido que está en proceso de gestación, dicha medida es la más popular en el debate político (EUA) pero su verdadera misión es la valoración de la vida desde el momento de la concepción. Básicamente el aporte más significativo de este movimiento que busca hacer conciencia es difundir la idea de que la vida es valiosa y que sin importar cuál sea la situación busca salvarla, promoviendo alternativas como la adopción.
El aborto una situación difícil para las mujeres:
Una de las tareas más importantes de la postura pro vida es acompañar y entender a las mujeres sin menospreciar sus preocupaciones e independientemente de lo que crean mostrarles lo valioso que es elegir por la vida, no como una exigencia que condena o señala sino como una invitación a dar parte de sí mismas por alguien más. Optar por la vida no debe ser visto como obligación social, sino como un acto de bondad infinitamente reconocido. Los activistas “pro-choice” se equivocan al decir que la postura en favor de la vida discrimina y atenta contra las mujeres. Al contrario, una verdadera postura pro vida debe ser el principal aliado de una mujer. Proporcionar soluciones alternativas (éticas) al aborto debe ser siempre una prioridad pero, más importante que nada, siempre libre de todo prejuicio y recordando que estas mujeres nunca estarán solas.
La acción pro vida en países con aborto legal:
La acción pro vida no debe ser simplemente un instrumento político para exigir una medida legal, sino una comunidad que busque un impacto social, difundir una cultura que valore a la vida y que no es indispensable una ley para amarla y protegerla. Limitarse a pensar que defender el aborto legal es el único frente es una gran equivocación y es atarse los brazos para lograr muchas otras cosas. En una legislación donde existe la libertad de optar por el aborto es aún más importante recalcar que quien tiene la última palabra para defender a la vida es la mujer embarazada y ninguna ley va a impedir que se difunda el gozo y la dicha que trae una nueva vida.
Dialogar y cooperar en lugar de atacarnos:
El diálogo siempre es posible, necesario y fructífero; sobre todo, en la era de las redes sociales donde los mensajes se contaminan con la misma velocidad con la que viajan. Para que un diálogo sea óptimo hay que ser respetuosos, concretos y debatir punto por punto para evitar confundir posturas, facilitando así los puntos de acuerdo.
En conclusión, la misión de la postura “pro-life” no debe ser simple activismo, sino difundir una postura y un comportamiento moral que nos ayude como sociedad a ser mejores.