Shakespeare pone en boca de Hamlet (act. III, esc. XI):
— «¿Qué debe hacer un hombre sino vivir alegre?»
Monseñor Buxarrais afirma: «Dios-Padre nos ha creado para que seamos alegres: alegres con la alegría de quien se siente amado; alegres a pesar del dolor físico, psíquico o moral que parece aplastarnos.»
Jesús después de su resurrección dice a María Magdalena y a la otra María (Mt 28,810):
— «Alegraos... No tengáis miedo...»Y Mateo sigue: «Las mujeres con mucha alegría corrieron a dar la buena noticia a los discípulos.»
Es el requerimiento del Señor a todos sus seguidores: «Andad alegres. Vivid la alegría.»
El Papa Juan Pablo II manifestó ante las televisiones y emisoras de radio de todo el mundo:
— «Que vuestro testimonio sea alegre;
Que vuestro testimonio sea la alegría.»
Estemos alegres... ¡el Señor ha resucitado!
Alimbau, J.M. (2001). Palabras para la alegría. Barcelona: Ediciones STJ.