Ya largo rato la irracionalidad y el absurdo del progresismo han venido dominando espacios en el mundo Occidental, a vista y paciencia de quienes aún tenemos fe en la razón y le rendimos culto a la Verdad. Y en este tema hay mil cosas que realmente me desconciertan y algunas que incluso me llenan de un miedo terrible con respecto a la pregunta: “¿dónde vamos a parar?”. Seré claro…
Una tolerancia con revolver
Como es tradición sagrada de cada año, las feministas/abortistas de Argentina salieron con los senos al aire a desfilar para exigir que se les respete “su derecho a abortar” (sobre todo si es varón). Esta vez prendieron fuego al pie de la Catedral y entre violencias e insultos agredieron en el camino a cualquier ser humano que se opusiera o que no sintonizara – que para ellas es lo mismo – con su ideología. La policía, como es lógico, apagaron el fuego con un extintor y trataron de dispersarlas, y resulta que la conclusión que se formula en la mente de una de las voceras es: “nos están reprimiendo”.
Luego, semanas después en España tenemos a un bus que, en respuesta a una campaña depravada que promovía que “hay niños con vulva y niñas con pene”[1], decidió poner en marcha una contra-campaña con el slogan “los niños tienen pene y las niñas vulva: que no te engañen”. Y adivinen cuál campaña resultó ser ofensiva ¡exacto! La que salió en defensa de las ciencias naturales. Sin embargo, aquí la cuestión es que la primera (la campaña transexual) fue apoyada por el Estado, mientras que la segunda fue detenida por el Estado y el bus fue censurado bajo amenazas. Evidentemente, como en el caso de las feminazis y sus senos al aire, acá también aludieron que había una “falta de tolerancia” hacia los colectivos LGBTI.
He puesto estos dos casos, porque son los más recientes, y además porque son los que con mayor claridad reflejan el culto al absurdo y a la irracionalidad que vivimos. Quienes exigen tolerancia, resulta que son un mamotreto de desadaptados (y desadaptadas, para que nadie se sienta excluido) que no conocen otra manera de manifestarse que a través de la violencia y la extravagancia. En donde, su mejor arma es la de hacer de “víctimas”, para luego en la práctica, seguir promoviendo una agenda ideológica que de a poco va tirando en pedazos lo que queda de Occidente, dado que lo que ya hemos perdido, es gracias a el afán desmedido de Europa por enriquecerse con el Islam.
La irracionalidad y la emoción como argumentos
Dado que todas estas ideologías no tienen en sí mismas un sustento real y serio, o una línea argumentativa fundamentada en alguna verdad científica o al menos creíble, no hay otra opción que recurrir a la manipulación emocional y al absurdo. Desde el homosexual que busca imponer a la sociedad la aceptación del “matrimonio gay”, aludiendo una supuesta igualdad de derechos, pero a la vez reconociendo con su protesta, que él/ella es algo aparte de la sociedad y por eso, se auto identifica con un colectivo ideológico (LGBTI), hasta la feminazi[2]que, cegada por un sectarismo ideológico, identifica como “enemigo” a todo varón y como “traicionera” a toda mujer, que no comulgue con el aborto, porque, al parecer – para ellas evidentemente – el feminismo tiene como clímax el lograr convencer a la sociedad de que un ser humano en gestación NO es un ser humano en gestación, sino un “producto”. Aunque Planned Parenthood[3] luego venda los órganos y extremidades de los fetos como “partes humanas”.
Ante esto, la sociedad parece haber entrado en una especie de embolia, donde absolutamente todo lo que se salga de estas agendas ideológicas puede y debe ser considerado discriminatorio. Y así, tenemos personas que tienen una incapacidad mental para reconocer que, normalmente, un niño tiene pene y una niña tiene vagina. Sencillamente no pueden reconocerlo, porque, aunque la biología así lo certifica, hay un grupo minoritario “oprimido” que debe ser “comprendido”, de manera que, debemos hacernos de la vista gorda de las verdades naturales, y aplaudir la irracionalidad, en función de que nadie salga ofendido.
La rebelión contra la realidad
A fin de cuentas, lo que se puede apreciar de fondo en todo esto, es una rebeldía contra la realidad y la naturaleza. Lastimosamente, podrán marchar todos los días del año y quemar todas las catedrales del mundo, y aun así, seguirá produciéndose vida desde la fecundación, la fecundación seguirá siendo entre un hombre y una mujer, y el niño seguirá naciendo con pene y la niña con vagina. Pero, dado que la naturaleza no se puede cambiar y la realidad no se puede torcer para que cuadre con el capricho de uno y otro, al menos, lo que buscan desesperadamente, es que la sociedad – la cual queda representada en las leyes – al menos, les siga la corriente, y lastimosamente es lo que está sucediendo.
Es entendible – y condenable también – que la mentalidad posmoderna busque siempre ser openmind con todo, pero también es importante notar que cuando se es muy mente abierta se corre el riesgo de que a uno se le caiga el cerebro. Y es que todo parte del hecho de no poder reconocer que no es la sociedad, las leyes y la realidad las que deben ajustarse a como yo me siento y me veo, sino que soy yo quien debe ajustarse a la realidad. Si un hombre – Mario – blanco de 45 años y con bigote, quiere de repente que la sociedad de ahora en adelante le llame “Clotilde”, causando alboroto en el Registro Civil porque quiere que le cambien el sexo (y no el género que es una estupidez sin fundamento científico) y además exige su “derecho” a entrar en el baño de mujeres, sencillamente porque se siente mujer, no existe argumento racional alguno para que todo el mundo se mueva en función de su capricho. Mario – y no “Clotilde” – deberá comprender con el tiempo (y con ayuda profesional si la requiere) que hay una diferencia abismal entre su casa y la calle, y que una vez pasada la puerta de su casa, forma parte de una sociedad que está gobernada por leyes, y dichas leyes deben corresponder a la verdad, de lo contrario, deberán existir leyes para cada particularidad, en cuyo caso, el orden y la estabilidad serían imposibles.
Una tolerancia con revolver
Como es tradición sagrada de cada año, las feministas/abortistas de Argentina salieron con los senos al aire a desfilar para exigir que se les respete “su derecho a abortar” (sobre todo si es varón). Esta vez prendieron fuego al pie de la Catedral y entre violencias e insultos agredieron en el camino a cualquier ser humano que se opusiera o que no sintonizara – que para ellas es lo mismo – con su ideología. La policía, como es lógico, apagaron el fuego con un extintor y trataron de dispersarlas, y resulta que la conclusión que se formula en la mente de una de las voceras es: “nos están reprimiendo”.
Luego, semanas después en España tenemos a un bus que, en respuesta a una campaña depravada que promovía que “hay niños con vulva y niñas con pene”[1], decidió poner en marcha una contra-campaña con el slogan “los niños tienen pene y las niñas vulva: que no te engañen”. Y adivinen cuál campaña resultó ser ofensiva ¡exacto! La que salió en defensa de las ciencias naturales. Sin embargo, aquí la cuestión es que la primera (la campaña transexual) fue apoyada por el Estado, mientras que la segunda fue detenida por el Estado y el bus fue censurado bajo amenazas. Evidentemente, como en el caso de las feminazis y sus senos al aire, acá también aludieron que había una “falta de tolerancia” hacia los colectivos LGBTI.
He puesto estos dos casos, porque son los más recientes, y además porque son los que con mayor claridad reflejan el culto al absurdo y a la irracionalidad que vivimos. Quienes exigen tolerancia, resulta que son un mamotreto de desadaptados (y desadaptadas, para que nadie se sienta excluido) que no conocen otra manera de manifestarse que a través de la violencia y la extravagancia. En donde, su mejor arma es la de hacer de “víctimas”, para luego en la práctica, seguir promoviendo una agenda ideológica que de a poco va tirando en pedazos lo que queda de Occidente, dado que lo que ya hemos perdido, es gracias a el afán desmedido de Europa por enriquecerse con el Islam.
La irracionalidad y la emoción como argumentos
Dado que todas estas ideologías no tienen en sí mismas un sustento real y serio, o una línea argumentativa fundamentada en alguna verdad científica o al menos creíble, no hay otra opción que recurrir a la manipulación emocional y al absurdo. Desde el homosexual que busca imponer a la sociedad la aceptación del “matrimonio gay”, aludiendo una supuesta igualdad de derechos, pero a la vez reconociendo con su protesta, que él/ella es algo aparte de la sociedad y por eso, se auto identifica con un colectivo ideológico (LGBTI), hasta la feminazi[2]que, cegada por un sectarismo ideológico, identifica como “enemigo” a todo varón y como “traicionera” a toda mujer, que no comulgue con el aborto, porque, al parecer – para ellas evidentemente – el feminismo tiene como clímax el lograr convencer a la sociedad de que un ser humano en gestación NO es un ser humano en gestación, sino un “producto”. Aunque Planned Parenthood[3] luego venda los órganos y extremidades de los fetos como “partes humanas”.
Ante esto, la sociedad parece haber entrado en una especie de embolia, donde absolutamente todo lo que se salga de estas agendas ideológicas puede y debe ser considerado discriminatorio. Y así, tenemos personas que tienen una incapacidad mental para reconocer que, normalmente, un niño tiene pene y una niña tiene vagina. Sencillamente no pueden reconocerlo, porque, aunque la biología así lo certifica, hay un grupo minoritario “oprimido” que debe ser “comprendido”, de manera que, debemos hacernos de la vista gorda de las verdades naturales, y aplaudir la irracionalidad, en función de que nadie salga ofendido.
La rebelión contra la realidad
A fin de cuentas, lo que se puede apreciar de fondo en todo esto, es una rebeldía contra la realidad y la naturaleza. Lastimosamente, podrán marchar todos los días del año y quemar todas las catedrales del mundo, y aun así, seguirá produciéndose vida desde la fecundación, la fecundación seguirá siendo entre un hombre y una mujer, y el niño seguirá naciendo con pene y la niña con vagina. Pero, dado que la naturaleza no se puede cambiar y la realidad no se puede torcer para que cuadre con el capricho de uno y otro, al menos, lo que buscan desesperadamente, es que la sociedad – la cual queda representada en las leyes – al menos, les siga la corriente, y lastimosamente es lo que está sucediendo.
Es entendible – y condenable también – que la mentalidad posmoderna busque siempre ser openmind con todo, pero también es importante notar que cuando se es muy mente abierta se corre el riesgo de que a uno se le caiga el cerebro. Y es que todo parte del hecho de no poder reconocer que no es la sociedad, las leyes y la realidad las que deben ajustarse a como yo me siento y me veo, sino que soy yo quien debe ajustarse a la realidad. Si un hombre – Mario – blanco de 45 años y con bigote, quiere de repente que la sociedad de ahora en adelante le llame “Clotilde”, causando alboroto en el Registro Civil porque quiere que le cambien el sexo (y no el género que es una estupidez sin fundamento científico) y además exige su “derecho” a entrar en el baño de mujeres, sencillamente porque se siente mujer, no existe argumento racional alguno para que todo el mundo se mueva en función de su capricho. Mario – y no “Clotilde” – deberá comprender con el tiempo (y con ayuda profesional si la requiere) que hay una diferencia abismal entre su casa y la calle, y que una vez pasada la puerta de su casa, forma parte de una sociedad que está gobernada por leyes, y dichas leyes deben corresponder a la verdad, de lo contrario, deberán existir leyes para cada particularidad, en cuyo caso, el orden y la estabilidad serían imposibles.
¿Ya conocieron a Loreta? ¡Es como Mario! Aquí se los dejo: https://www.youtube.com/watch?v=P4-wBpb8z7o
[1] Aquí la polémica: http://www.bbc.com/mundo/noticias-38637999
[2] Este es un término acuñado sobre todo por la prensa internacional, para referirse a aquellas mujeres que han radicalizado el feminismo, vulnerando en el camino la estabilidad social.
[3] Planned Parenthood es la organización abortista internacional más grande del mundo, que financia abortos sobre todo en lugares subdesarrollados. Hace unos años estuvo envuelta en una gran polémica debido a que se filtraron varios videos en donde se confirmaba el tráfico y venta de restos humanos. Actualmente Donald Trump les ha bloqueado la financiación estatal hasta que se comprometan a dejar de ofrecer abortos.