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EVANGELIO
¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 35-37
En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:
«¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice:
“Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies”.
Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?»
Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto.
Palabra del Señor.
Relaciones Familiares.
La familia, en la que nos hemos criado, está compuesta por unos esposos y padres, nosotros como hijos y posiblemente unos hermanos. Esas relaciones familiares son signo de nuestra relación con Dios o de Dios con nosotros. Dios lo ha hecho así, a Su imagen, para que viviéndolo lo entendamos mejor. Pero es verdad que la consanguinidad se diferencia de la configuración de la Familia Divina en aspectos que no son de este mundo: somos hijos del Padre en el Hijo; somos esposa de Cristo en la Iglesia, hermanos de Isaac, Jacob, David... Son relaciones atemporales, y no nos une la carne sino una de las tres Personas divinas, y esto ya nos cuesta entenderlo porque nos adentramos en el misterio de la Divinidad que nos supera por muchísimo.
Pero el Señor nos lo quiere explicar para que le conozcamos, conozcamos Sus cosas y así nos hagamos uno con el Padre, por el Hijo en el Espíritu Santo.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Lucas: ¡Hola hermana!
Teresa: ¿Cómo que hermana? Soy tu esposa.
Lucas: Bueno, en esta vida sí, pero en la otra, serás mi hermana para toda la eternidad...
Teresa: Bueno, eso sí. La verdad es que se me hace raro verte como hermano.
Lucas: A mí me ayuda a veces mirarte como hermana porque tomo más conciencia de que ambos somos hijos de Dios Padre, y me ayuda a entender la dignidad de la relación que nos une con respecto al Padre.
Teresa: Me gusta tu reflexión. Es una manera que puede ayudar a acoger el don de piedad del Espíritu Santo. Es el don por el que tomamos conciencia de la dignidad de nuestra relación, porque nos ayuda a mirarnos con el respeto de los hijos de Dios.
Lucas: ¿Ves? ¿Qué harías tú sin mí?
Teresa: Jajaja. Anda fantasmilla... ¿A que me chivo a Papá?
Madre,
Es triste cuando los esposos cristianos sólo nos valoramos según nuestra relación terrenal como si no fuésemos hijos del Padre ni hermanos en Cristo ni unidos en el Espíritu Santo por el Sacramento. Ayúdanos a acoger el don de Piedad para tratarnos como Dios quiere. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.