Vive le Roy promueve en la vecina Francia el unir al pueblo de Francia en el amor del Rey. La Unión de Círculos Legitimistas de Francia pretende restaurar la tradicional monarquía francesa de derecho divino. Este régimen político obtiene su legitimidad del respeto a la ley natural querida por Dios. La UCLF apoya a la familia, la sociedad orgánica y la autoridad tomando a Cristo Rey como Señor y modelo. La UCLF defiende las Leyes Fundamentales del Reino de Francia y al rey que hoy designan claramente, Luis XX (Luis Alfonso de Borbón).
Tiene página web propia: https://viveleroy.net/
[Prisioneros contrarrevolucionarios ametrallados con cañón (¿Toulon, o más bien Lyon?), finales de 1793. Frontispicio de la 18.ª entrega de Tafereelen van de Staatsomwenteling en Frankrijk (1794-1807). Revolución Francesa. Museo Carnavalet].
Hace un par de años publicaban este artículo sobre el periodo del Terror francés en la localidad de Toulon. En casa siempre escuché que nuestro segundo apellido, TEULÓN, procede de esta ciudad francesa. La ciudad de Toulon está situada en la parte sur de Francia, al sudoeste del departamento de Var en el litoral mediterráneo, a medio camino entre Marsella, al oeste, y Saint-Tropez, al este. Se la considera la ciudad más occidental de la Costa Azul.
1.- Introducción de Vive le Roy
Es el muy republicano Prudhomme quien nos ofrece esta investigación sobre Toulon bajo el Terror. Mientras la I República entrega al país a la denuncia y a las peores atrocidades, los habitantes de Toulon apelan a los ingleses para que los liberen. El ejército revolucionario, que acababa de aniquilar Lyon, marchó entonces sobre Toulon y triunfó fácilmente. Ebrios de ideología, los “Representantes del Pueblo” aplicaron concienzudamente el programa de despoblación de la Convención. ¿Por qué hoy se nos ocultan estas masacres (más de 14.000 víctimas en Toulon) aunque la República predica el deber de recordar?
Louis-Marie Prudhomme, Historia general e imparcial de los errores, equivocaciones y crímenes cometidos durante la Revolución Francesa desde el 24 de agosto de 1787. Tomo VI, París, 1797, Convención Nacional, p. 142-161. Título original del capítulo: Crímenes cometidos en Toulon, bajo el proconsulado de Gasparin, Lester-Beauvais, el joven Robespierre, Albitte, Ricord, Barras, Fréron, Salicetti.
2.- El flagelo del terror se apodera de Toulon
2.1.- Terror, hambruna organizada, muerte.
Dos poderosos motivos determinan todas las acciones humanas, el miedo y la esperanza; fueron ellos quienes determinaron la entrega de Toulon a los ingleses, y el crimen sólo puede atribuirse con razón a quienes redujeron esta desdichada ciudad a la humillante necesidad de pedir protección a los enemigos de la patria contra el despotismo de sus propios tiranos, y asistencia en sus necesidades más urgentes.
El flagelo del terror pesaba sobre Francia; la facción de la Montagne contaba sus triunfos por sus crímenes; los cadáveres de los lioneses aún no habían aterrorizado a los habitantes del Mediterráneo, siguiendo las palabras de Ronsin; pero el cañón que redujo Lyon a cenizas resonó en todo el Sur, las horribles amenazas de las bandas revolucionarias que sitiaron Lyon, la ferocidad demasiado conocida de sus jefes asesinos, sólo permitieron a los consternados toulonnais el miedo a la destrucción, que la espera de muerte.
¡¡¡La muerte!!! ya estaba devorando a estos infortunados; el hambre, organizada con arte pérfido por los directores supremos del exterminio, desplegó, especialmente en Toulon, todos sus horrores y todos sus estragos.
2.2.- Toulon se rinde a los ingleses por desesperación.
Los ingleses ofrecían a la vez abundancia y tranquilidad; y sus ofertas se hicieron más preciosas por el contraste de la furia amenazante de los maratistas [Marat] que parecían haberse precipitado de todas partes hacia esta ciudad, expresamente para hacerle odiar, a través de su bandidaje y su tumultuoso despotismo, la libertad, para restringir, por la fuerza de excesos cometidos en nombre de la República, abjurar de ella, arrojarse en brazos de una realeza protectora y pacífica.
Existen, dice el cardenal de Retz, posiciones tan críticas en las que, elijas lo que elijas, sólo puedes cometer un error y elegir la desgracia.
Colocada así entre el miedo al terrorismo de los montagnards y la esperanza de un régimen mejor, Toulon abrió su puerto; pero si desde entonces estas siniestras alarmas han quedado muy bien justificadas por los largos y execrables ataques de los montagnards, los ingleses, a su vez, no tardaron en demostrar a esta desgraciada ciudad que los dones de un enemigo son siempre pérfidos...
Le llevaron pan, pero era sólo como el cebo que arroja este ladrón de la fábula al guardia vigilante, para dormirlo y encadenarlo; y cuando las tropas republicanas se presentaron para reconquistar este importante lugar, esta llave del Mediterráneo, los ingleses actuaron como bandoleros entrando por la fuerza en una casa, que sólo buscan permanecer allí el tiempo necesario para exportar de ella todo el botín que contiene.