Hola, buenos días, hoy Verónica nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
ZONA SUR DORMIDA
Se oían voces alteradas detrás de la puerta. Miré el despertador, 6:54 am. Seis minutos para empezar el coro. ¡¿Pero qué ha pasado con el despertador?! Pegué un salto de la cama y me vestí corriendo. Mi sorpresa fue que, al salir de la celda, descubrí que toda la zona sur del Noviciado (Lety, Joane y yo) nos habíamos quedado dormidas. Un pasillo largo nos separa de Sión e Israel.
Lo que podía haber sido causa de mal humor, me llevó a dar muchísimas gracias al Señor. La noche anterior estaba muerta cuando me fui a la cama, y he de reconocer que le pedí al Señor que hiciese algo para levantarnos más tarde, cosa de la que no tenía ninguna esperanza, porque la campana suena sí o sí. Pero el Señor, como siempre, nos sorprende de mil maneras diferentes: no sólo hizo que mi despertador se volviese loco y decidiese dejar de funcionar, sino que el de Lety y el de Joane tampoco sonaron, así no se dieron cuenta de que me había dormido y no vinieron a despertarme.
Y es que Cristo cada día te quiere sorprender con muchos detalles, sin embargo, hay veces estamos tan cerrados en nosotros mismos que no los vemos. Puede que pienses que esto son cosas de monjas, pero Cristo es para todos los cristianos. Y tú también puedes verle. Pero Él tiene sus maneras, nosotras no nos podíamos quedar hasta las 12 en la cama, pero nos dejó disfrutar de media hora más.
Él está deseando abrirte los ojos; ve hacia Él y deja que te limpie los ojos para poder verle. Muchas veces no le vemos por la cantidad de problemas y obstáculos que se nos van poniendo, son como una venda que poco a poco nos va quitando la visión. Cristo quiere mirarte a los ojos hoy y decirte lo mucho que te quiere con miles de detalles. Desde una sonrisa de la persona que normalmente está de mal humor, un abrazo inesperado, un poco de tiempo libre, tu comida favorita... ¡somos unos mimados! Y, como buenos mimados, tenemos que pedirle...
Hoy el reto del amor es que le pidas al Señor que te sorprenda. Pídele poder ver cada regalo que Él te haga hoy. Y por la noche, cuando te acuestes, dale gracias por cada uno de ellos.