(Carla Herrero Nebot / CR, 291-2013) "El padre Marcet fue el abad que puso Montserrat en el centro de Europa ". Así de contundente se muestra Joaquín Ferrer, presidente de la Lliga Espiritual de la Mare de Déu de Montserrat a la hora de hablar de Marcet. Añade que con él "Monsterrat dejó de ser un lugar sencillo para pasar a ser un lugar actualizado".
Este 26 de enero se han cumplido cien años que el padre Marcet tomó posesión del cargo de abad de Montserrat. Por este motivo la Liga Espiritual de la Virgen de Montserrat junto con el Ateneu Barcelonés, los Oblats Benedictins de Montserrat, los Antics Escolans de Montserrat, y los Antics Escoltes i Guies dels Agrupaments han organizado para el próximo 7 de febrero un homenaje a Antoni M. Marcet, que fue abad durante treinta y tres años.
"Este abad fue especialmente importante por varios motivos", comenta Ferrer. Entre ellos subraya cómo acogió y apoyó el Congreso Litúrgico de 1915, que propuso prácticas y reflexiones para hacer una liturgia cercana al pueblo. A lo largo del mandato amplió la biblioteca, hizo obras importantes en el Monasterio y en la Basílica, mejoró los accesos a Monsterrat, dio apoyo al estudio, envió muchos monjes a conocer el panorama cultural de Europa y durante su abadiado fue cuando Bonaventura Ubach realizó sus expediciones al oriente.
"Por todo esto, es lógico que se le recuerde en su centenario", explica Joaquim Ferrer y añade que "no sólo fue un hombre de pensamiento, sino también de acción".