Recoge Christian News esta noticia que sería pintoresca si no fuera, en realidad, preocupante, por la frecuencia con la que ésta y otras parecidas empiezan a producirse en el mundo en general y, particularmente, en el que una vez fuera el paradigma de la convivencia religiosa, y hoy, poco a poco, va dejando de serlo, Estados Unidos.
Resulta que con el respaldo de la Wisconsin-based Freedom From Religion Foundation, una mujer que se oculta bajo el nombre de Jane Doe ha interpuesto una demanda dirigida a cerrar un curso que sobre la Biblia se ofrece en la Mercer County School, la escuela a la que van sus hijos. Y ello aún a pesar de que el seminario es optativo -los niños de Jane Doe, de hecho, no lo hacen- y el centro ofrece una alternativa para los alumnos que prefieren no cursarlo.
La demanda interpuesta por la señora en cuestión dice que “Jamie [nombre de la hija de la demandante] puede verse forzada a seguir las clases de adoctrinamiento bíblico contra los deseos y decisión de Jane Doe, su madre, o convertirse en uno de los pocos niños que no participe, con lo que puede ser identificada como no cristiana o no creyente y sometida al ostracismo por parte de sus compañeros y por parte de la dirección del centro”.
La demanda es una colección de mentiras ensartadas que no resiste ni el menos riguroso de los análisis. Primero, la niña Jamie no “puede verse forzada” a seguir el curso en cuestión porque el curso es optativo, cosa que, por cierto, no puede decirse de ninguna otra de las asignaturas.
Segundo, no se trata de “adoctrinamiento bíblico”, al igual que una clase de matemáticas no es una clase de “adoctrinamiento matemático” ni una clase de lengua es una clase de “adoctrinamiento lingüístico”. Es, simplemente, una clase sobre la Biblia, por cierto, el libro más importante que se ha escrito en toda la historia de la Humanidad y el que más ha condicionado cómo es el mundo en la actualidad, lo que lo convierte en un texto importante para todo aquél que quiera tener una formación mediana, y no necesariamente de tipo estrictamente religioso.
Manifiesta la demanda la preocupación de que la niña sea identificada como “no cristiana o no creyente”, como si la propia demanda en sí no lo hiciera y con intensidad bastante mayor... Lo que indica a las claras que la preocupación de la demandante y de los que la auxilian en su propósito no es ésa, sino una muy otra.
Y asegura que la niña puede ser “sometida al ostracismo por parte de sus compañeros y por parte de la dirección del centro”. Una vez más, si lo que la madre teme es que la niña sea sometida “al ostracismo” por no acudir a una clase a la que todos aceptan con absoluta naturalidad que no acuda, no esperará que el centro y sus compañeros le hagan la ola por impedir que la totalidad de sus compañeros puedan cursar la materia en lugar de limitarse ella a no hacerlo.
Argumenta la demanda, además, que el curso sobre Biblia viola los derechos que, como madre, incumben a la demandante, cuando, precisamente, lo que intenta es lo contrario, a saber, violar los derechos que incumben a esa gran mayoría de padres que ha optado porque sus hijos, de manera voluntaria, cursen la asignatura.
Y alega por último que la impartición de la asignatura en cuestión atenta contra la Primera Enmienda de la Constitución norteamericana, que prohíbe imponer religión alguna por ley. Pero aquí no se está imponiendo ninguna religión sino todo lo contrario, se hace posible que una persona conozca mejor la suya mientras se da la posibilidad de abstenerse a todo aquél que tenga algún tipo de objeción… con toda naturalidad.
No tengo mucha más información sobre el caso, pero o la señora que se oculta bajo el nombre de Jane Doe está loca de remate, o lo primero que va a hacer es sacar a su niña de la escuela en cuestión, a no ser que quiera someterla a una situación poco menos que insoportable, que es justamente aquello que a quien interpone y redacta la demanda "parece" preocupar. Interponer una demanda contra un centro para que quite una materia que forma parte de su curriculum y dejar a la práctica totalidad de los niños sin una asignatura que desean cursar, no se antoja el camino más corto para ser elegida precisamente Miss Mercer County School. Así que, contrariamente a lo que sostiene la demanda, lo único que preocupa a la tal Jane Doe no es el bienestar y la popularidad de su vastaguito, sino más bien, dejarle a la escuela “un regalito” y largarse, probablemente a otro centro en el que dejar el mismo o parecido regalito. Cuanto odio, Dios mío, cuanto odio.
En fin, así está el planeta: penosa la actitud de Jane Doe, más penosos todavía los argumentos que la Wisconsin-based Freedom From Religion Foundation expone en su defensa. Lo grande es que con no poca probabilidad, en los tiempos que corren de culto al dios de los necios, algún juez con ganas de vivir su minuto de gloria todavía pueda "mejorarlos" con su sentencia.
Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos, por aquí nos vemos, como siempre.
©L.A.
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