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Marcelino Olaechea Loizaga (Baracaldo, 1889-Valencia, 1972) fue un obispo salesiano español que ejerció su episcopado en Pamplona (19351946) y en Valencia (19461966). Nacido en Baracaldo en 1889, estudió en el colegio salesiano de la localidad vasca y posteriormente se formó en la casa de los salesianos de Villaverde de Pontones (Cantabria), en el noviciado de Carabanchel Alto (Madrid) y en Turín.
Tras ordenarse sacerdote en 1912, fue director de varios colegios salesianos y, más tarde, ejerció su misión como provincial de Cataluña, Valencia y Madrid. El Vaticano lo nombró en 1933 visitador de los seminarios de Valencia, Granada y Sevilla. Al año siguiente, en 1934, retomó la vida salesiana como director del colegio de Atocha, en Madrid.
A finales de 1935 fue nombrado obispo de Pamplona. En la diócesis navarra vivió la adversidad religiosa durante la II República, la tragedia de la Guerra Civil y los duros años posbélicos. Su labor episcopal en la archidiócesis de Valencia, ya durante la dictadura franquista en España, coincidió con una etapa de cambio en la Iglesia Católica que se manifestó en el Concilio Vaticano II. También fue testigo del impacto social del paso de una economía agrícola al desarrollo industrial. Una coyuntura a la que respondió con el impulso de diferentes proyectos sociales, caritativos y apostólicos.
En 2013, el entonces arzobispo de Valencia, Mons. Carlos Osoro, anunció la apertura de la causa de canonización de don Marcelino Olaechea. No obstante, pese al protagonismo que ejerció en la sociedad española y en la Iglesia, su figura carece todavía de un análisis profundo.