Primera Visión del “Scivias”: "Entonces me puse manos a la obra y empecé a escribir."
La primera miniatura del Codex de Rupertsberg del "Scivias" representa a santa Hildegarda atravesada por ardientes llamas de fuego trabajando en su scriptorium y a Volmar, su monje de confianza y fiel ayudante durante décadas, asistiéndola.
El Código miniado del Scivias comienza con esa imagen. Es la puerta de entrada, es un instrumento de comunicación entre el texto y el lector, que permite el acceso al texto principal del libro Scivias. Es como si Santa Hildegarda mirara directamente a los ojos al lector para establecer comunicación entre ambos.
La celda, los objetos: punzones y tablillas de cera, y el fondo de color dorado, constituyen el marco en el que se realiza la obra. La imagen es refleja la unidad entre la vida y la obra de Santa Hildegarda.
La miniatura ilustra el prefacio del Scivias. Es una visión grandiosa, en la cual Dios llama a Santa Hildegarda a ser su profeta. El prefacio, que en latín significaba "testimonio público" está impregnado de la atmósfera solemne de las llamadas a la vocación de los profetas del Antiguo Testamento: Ezequiel, Daniel e Isaías. Santa Hildegarda superaría incluso a estas figuras del Antiguo Testamento que vieron los misterios de Dios, si atendemos a que recibió el don de profecía y la interpretación espiritual de la Palabra de Dios para la Iglesia, con lo cual estaría muy cerca de Juan, el discípulo amado de Jesús, autor del cuarto Evangelio y del Apocalipsis.
La Visión tuvo lugar el año 1141, cuando Santa Hildegarda tenía 43 años y, tiene un carácter explícitamente pentecostal. Las llamas de fuego sobre la imagen expresan lo que Santa Hildegarda describe:
" Bajó una luz de fuego, con el resplandor del rayo, desde el cielo abierto. Atravesó mi cerebro y mi corazón y mi pecho brillaba como una llama.”
La Luz Viva iluminaba la frágil y excepcional persona de Santa Hildegarda. Una voz del cielo, le indica su tarea: mostrar el camino de Dios y mostrar el camino hacia Dios, es decir los caminos de Dios hacia los hombres, así como los caminos del hombre hacia Dios.
“Y dije y escribí: esto no se debe a la invención de mi corazón, o de cualquier otra persona , sino que es tal como lo vi en las manifestaciones del cielo, como lo oí y lo recibí por los misterios ocultos de Dios."
Esta miniatura está comentada por la hermana Maura Zátonyi OSB que pertenece a la comunidad benedictina del monasterio de Eibingen.
Como veis Santa Hildegarda siempre afirma que lo que nos ha trasmitido lo ha recibido de lo alto y la Iglesia así lo ha reconocido al otorgarle el título de Doctora de la Iglesia el mismo día que a nuestro San Juan de Ávila.