Queridos amigos de Santa Hildegarda quiero con estos post dedicados a las ilustraciones miniadas del “Codex Scivias” acercar al público hispanoparlante  los comentarios   que  diferentes  hermanas del monasterio de Eibingen han realizado  sobre las miniaturas que se hallan el  Codex de Rupertsberg que contiene el  Libro “Scivias”  (Conoce los caminos del Señor) que en la trilogía de la obra de Santa Hildegarda  correspondería a la primera parte de la afirmación de Jesús : “Yo soy el camino, la Verdad y la vida”. La segunda parte  de esa trilogía la constituye el Libro de las Obras divinas  “Liber Vitae Meritorum “ y la tercera parte el libro de Las Obras Divinas “Liber Divinorum Operum” . Como siempre hemos dicho  nuestra intención es ir divulgando su obra poco a poco.  Como ya  he explicado entraremos preferentemente por la puerta que constituyen sus escritos sobre medicina pero no dejaremos de lado el resto de su obra como es el caso ahora.
 
Primera Visión del “Scivias”: "Entonces me puse manos a la obra y empecé a escribir."

La primera miniatura del Codex   de  Rupertsberg  del "Scivias" representa  a santa Hildegarda atravesada por ardientes  llamas de fuego trabajando en su scriptorium y a Volmar, su monje de confianza y  fiel ayudante durante  décadas, asistiéndola.

El Código miniado del Scivias comienza con esa imagen. Es la puerta de entrada, es   un instrumento de comunicación entre el texto y el lector, que permite el acceso al texto principal del libro Scivias. Es como si  Santa Hildegarda mirara directamente a los ojos al lector para establecer comunicación entre ambos.

La celda, los objetos: punzones y tablillas de cera, y el fondo de color dorado, constituyen el marco en el que se realiza la obra. La  imagen es refleja  la unidad  entre la vida y la obra de Santa Hildegarda.

La miniatura ilustra el prefacio del Scivias. Es una visión grandiosa, en la cual Dios llama a Santa  Hildegarda a ser su  profeta. El prefacio, que en latín significaba  "testimonio público" está impregnado de la atmósfera solemne de las llamadas a la vocación de  los profetas del Antiguo Testamento: Ezequiel, Daniel e Isaías. Santa Hildegarda superaría  incluso a estas figuras del Antiguo Testamento que vieron los misterios de Dios, si atendemos a que recibió el don de profecía y la interpretación espiritual de la Palabra de Dios para la Iglesia, con lo cual estaría   muy cerca de Juan, el discípulo amado de Jesús, autor del cuarto Evangelio y del Apocalipsis.

La Visión tuvo lugar el año 1141, cuando Santa Hildegarda tenía 43 años y, tiene un carácter explícitamente pentecostal. Las llamas de fuego sobre la imagen expresan lo que  Santa Hildegarda describe:

 " Bajó una luz de fuego, con el resplandor  del rayo, desde el cielo abierto. Atravesó mi cerebro y mi corazón y mi pecho brillaba como una llama.”

La Luz Viva iluminaba  la frágil  y  excepcional persona de Santa Hildegarda. Una voz del cielo, le indica su tarea: mostrar el camino de Dios y mostrar el camino hacia Dios,  es decir los caminos de Dios hacia  los hombres, así como los caminos del hombre hacia Dios.

“Y dije y escribí: esto no se debe  a la invención de mi corazón, o de cualquier  otra persona , sino que es tal  como lo vi en las manifestaciones del cielo, como lo oí y lo recibí por los misterios ocultos de Dios."

Esta miniatura está comentada por la hermana Maura Zátonyi OSB que pertenece a la comunidad benedictina del monasterio de Eibingen.

Como veis Santa Hildegarda  siempre afirma que lo que nos ha trasmitido lo ha recibido de lo alto  y la Iglesia así lo ha reconocido al otorgarle el título de Doctora de la  Iglesia  el mismo día que a nuestro San Juan de Ávila.