El texto que sigue es de Carlos Esteban, periodista, escritor y, como verán, profundo teólogo. Lo reproduzco porque no he leído nunca nada tan verdadero y tan cristiano –valga la redundancia–. ¡Sonrían, por el Amor de Dios! ¡Basta ya de lamentos y exabruptos "justificados" por la fe y el celo apostólico! ¡Basta ya de pesimismo! Dejen ustedes –escritores, periodistas, teólogos, editores– de amedrentar al buen pueblo de Dios. Por favor. O tendré que llamarles raza de víboras.
"Es calvinista o, al menos, protestante esta obsesión nuestra por el fin del mundo.
En un sentido teológico –es decir, en un sentido REAL– el fin del mundo llegó con Cristo.
La historia de la Humanidad está contenida en la vida, muerte y Resurrección de Cristo; es lo único que realmente ha pasado, lo único relevante.
Lo demás es, antes, prólogo; después, epílogo.
Pero lo que tenía que pasar, YA ha pasado. Solo que tiene que reproducirse en la vida de cada uno.
Cristo no dice: "No temáis, yo VENCERÉ al mundo"; dice: "No temáis, yo HE VENCIDO al mundo".
Ya ha sucedido, hemos ganado, fin.
De hecho, hasta la llegada de los protestantes, los cristianos no leían el Apocalipsis como un relato sobre el fin del mundo. La Iglesia le dio muchas vueltas hasta declarar canónico, parte de las Sagradas Escrituas, al Apocalipsis porque es raro de cojones y temía, no sin razón, que el pueblo fiel no lo supiera aprovechar.
En el sentido del que me hablas, ¿qué sucede que no nos estuviera anunciado? Lo RARO, lo excepcional, es NO ser perseguido, es NO ver ataque contra la Iglesia también desde dentro de la propia Iglesia.
Pero no es que el creyente ESPERE que la cosa acabe bien; es que el creyente SABE que acaba bien; más: que ya ha acabado, que el Gran Colofón de la historia fue la Resurrección del Hijo, prueba de que nos ha redimido, y el ratito de vida de cada uno en este mundo es SOLO la exposición de cada alma a este HECHO para que lo acepte o rechace."
El ratito de vida de cada uno en este mundo, añado. Porque nuestra vida es eterna y parece que también lo hemos olvidado. La muerte no es más que un accidente, un velo, como el pan y el vino lo son del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
"No es Dios de muertos, sino de vivos".
Sigan a Carlos Esteban en Twitter: @CarlosEstebanRD