Antonio de Raya Navarrete (Baeza, Jaén, 1536 - 28 de julio de 1606) fue el séptimo obispo de la diócesis de Cuzco (1594 - 1606)
Colegial de San Clemente de Bolonia, fue doctor y rector de ese centro, maestre-escuela de la Iglesia de Jaén, Inquisidor de Cerdeña, Lerena, Granada y Valladolid; siendo obispo pidió que le nombraran un auxiliar y volvió a España en 1606. Durante su pontificado dispuso la fundación en la ciudad del Cuzco del Real Colegio Seminario de San Antonio el Magno (1598).
A finales del s. XVI, el obispo Raya comienza a costear una suntuosa fábrica renacentista rodeando, por tres de sus lados, la vieja parroquia gótico-mudéjar de El Salvador, donde había sido bautizado, con la intención de reemplazarla por el nuevo templo. La obra nunca llegó a culminarse y permanece inconclusa, integrada hoy en el templo parroquial a modo de patio.
Por otro lado, a comienzos del s. XVII también aportó la importante suma de 40.000 ducados para la construcción del recién comenzado seminario de la Compañía de Jesús bajo la advocación de San Ignacio, consiguiendo la Compañía unas instalaciones reputadas como de las mejores de Andalucía.3 El obispo, una vez fallecido, fue trasladado a Baeza y sepultado en la capilla del centro, única edificación aún conservada una vez demolido el convento a resultas de la Desamortización. La figura del obispo Raya queda patente en el templo a través de la reiteración de su escudo prelaticio y de su representación en el relieve monumental de la fachada, en cuyo ángulo inferior derecho aparece de pie y expectante, sosteniendo un báculo en la mano derecha y un sombrero en la izquierda, mientras presencia el éxtasis de San Ignacio que, de rodillas, es arrobado por una visión de la Trinidad.