Estoy seguro de que Paul R. Ehrlich votó hace un año a Obama. Es más, no dudo que continúa apoyándole. Porque al final, lo que persiguen es lo mismo: el control de la población para poder tener todo lo que quieran sin que nadie les recuerde lo egoístas que son.
Yo, desde luego, no entro en sus planes de futuro. Según circula por toda la red, este hombre piensa que soy un egoísta y un irresponsable. Yo creo que tiene envidia; no habrá podido tener hijos, decidiría en su día que no los tendría, a lo mejor (es muy probable) no ha habido mujer que le aguante, o, simplemente, tampoco es improbable que no le hayan dejado adoptar hijos ¡y menos mal! Con esa forma de pensar, lo mismo se los carga.
El problema, para él, claro, vendrá cuando alguien decida por él que ya no nos sirve, y que tendrá que pasar por una clínica de esas, en las que acabarán con su vida. Porque eso es lo que pasará con los que piensan como él. Se las ven muy felices, proclamando sus pensamientos de muerte a los cuatro vientos, pero llegará el día en el que, como el mundo siga sus consignas, termine sus días con una inyección letal. ¿Y quién se acordará de Paul? Pues nadie, porque ya no servirá para nada. Fíjate, dirán, lo inocente que era este hombre, cuando decía esas tonterías de la población mundial, qué pobre infeliz. ¿Habéis leído “El Señor del mundo”?
Pues no, me niego. No sé si Paul tendrá ese final, pero me niego a que el mundo piense de esta forma tan aborregada, sin que demos la batalla. Yo no pienso callar ante esta sarta de teorías que pretenden implantar en el mundo últimamente. La ONU, la Unión Europea, la FAO, y muchas otras organizaciones que pretenden vendernos esta moto, por mí, que desaparezcan. Si no lo hacen, que se atengan a las consecuencias, porque estoy convencido de que, si no nosotros, nuestros hijos podrán con ellas.
En este momento, a la vez que escribo, estamos viendo las últimas actuaciones de Navidad en el cole de nuestros hijos. Y, lo digo como lo siento, que el NOM (como lo llama hispanidad.com) y el Matrix progre (como diría Juan Manuel de Prada) se aten los machos, que ya llegan los hijos de los mayores egoístas e irresponsables del mundo. ¡Con Cristo, claro!
Eduardo Palanca