Nuevamente MADRIMANÁ ha organizado otro ciclo de cine. Lleva por título: El Corazón de la Vida es la Entrega. Como ellos mismos han explicado se trata de “una invitación a testimoniar el amor de Dios en la entrega. Madrimaná organiza este ciclo en el que se profundizará en la fe, la esperanza, la caridad, la fuente de la verdadera alegría, del esfuerzo, de la paz… a pesar de las dificultades y en las adversidades. Y ahondar en cómo el verdadero amor implica la donación de la propia vida para entender la afirmación del Papa Francisco de que «el verdadero poder es el servicio. En la Iglesia el más grande es el que sirve más, esa es la regla. Como lo hizo Él, que no vino para ser servido sino para servir y su servicio ha sido el servicio de la Cruz. Él, por nosotros, se humilló hasta la muerte, la muerte en la Cruz, para servirnos, para salvarnos. Y no hay otro camino en la Iglesia para ir adelante. Para el cristiano, ir adelante, progresar, significa abajarse».
Bien, pues gracias a Teresa Ekobo y MADRIMANÁ he podido asistir al preestreno del drama basado en hechos reales Las Inocentes, recientemente galardonado con el Premio Fipresci de la prensa internacional en el Festival de Cine de Valladolid (Seminci).
Las inocentes (Les innocents/ Agnus Dei) Francia-Polonia/2015, rodada en francés, polaco y ruso / Dirección: Anne Fontaine / Guión: Sabrina B. Karine y Alice Vial, sobre una historia de Philippe Maynial / Adaptación y diálogos: Anne Fontaine y Pacal Bonitzer / Fotografía: Caroline Champetier / Música: Gregoire Hetzel / Edición: Annette Dutertre / Diseño de producción: Joanna Macha / Elenco: Lou de Laage, Agata Buzek, Agata Kulesza, Vincent Macaigne, Joanna Kulig, Eliza Rycembel, Anna Prochniak, Katarzyna Dabrowska, Helena Sujecka, Klara Bielawka / Distribuidora: CDI / Duración: 100 minutos / Calificación: apta para mayores de 13 años / Calificación: Muy buena.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, en el invierno de 1945, la joven Mathilde Beaulieu trabaja como doctora en la Cruz Roja francesa, cuando un día recibe la visita de una joven monja polaca que le suplica que la acompañe al convento. Allí, Mathilde se encontrará con varias monjas embarazadas a las que tendrá que ayudar a escondidas a dar a luz tras haber sido violadas por soldados del Ejército Rojo.
Bien, pues gracias a Teresa Ekobo y MADRIMANÁ he podido asistir al preestreno del drama basado en hechos reales Las Inocentes, recientemente galardonado con el Premio Fipresci de la prensa internacional en el Festival de Cine de Valladolid (Seminci).
Las inocentes (Les innocents/ Agnus Dei) Francia-Polonia/2015, rodada en francés, polaco y ruso / Dirección: Anne Fontaine / Guión: Sabrina B. Karine y Alice Vial, sobre una historia de Philippe Maynial / Adaptación y diálogos: Anne Fontaine y Pacal Bonitzer / Fotografía: Caroline Champetier / Música: Gregoire Hetzel / Edición: Annette Dutertre / Diseño de producción: Joanna Macha / Elenco: Lou de Laage, Agata Buzek, Agata Kulesza, Vincent Macaigne, Joanna Kulig, Eliza Rycembel, Anna Prochniak, Katarzyna Dabrowska, Helena Sujecka, Klara Bielawka / Distribuidora: CDI / Duración: 100 minutos / Calificación: apta para mayores de 13 años / Calificación: Muy buena.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, en el invierno de 1945, la joven Mathilde Beaulieu trabaja como doctora en la Cruz Roja francesa, cuando un día recibe la visita de una joven monja polaca que le suplica que la acompañe al convento. Allí, Mathilde se encontrará con varias monjas embarazadas a las que tendrá que ayudar a escondidas a dar a luz tras haber sido violadas por soldados del Ejército Rojo.
Manuel P. Villatoro, redactor de la edición digital del diario ABC y especializado en temas de Historia (con predilección hacia la Historia de España y de la Segunda Guerra Mundial), escribió el pasado 5 de octubre de 2016: El brutal asesinato de monjas polacas por parte del ejército soviético. Allí encontramos la historia de la verdadera protagonista, la doctora Madeleine Pauliac (sobre estas líneas, a la izquierda; y a la derecha, la actriz que la interpreta, Lou de Laage) :
http://www.abc.es/historia/abci-brutal-asesinato-monjas-polacas-parte-ejercito-sovietico-201610050026_noticia.html
La directora, Anne Fontaine, afirma en una entrevista (publicada el 23 de octubre de 2016 en la revista oficial del festival Seminci de Valladolid): “lo que sabemos de la historia real es apreciablemente limitado. La auténtica Mathilde (Madeleine Pauliac) murió muy joven, no mucho después de los sucesos recogidos en la película, y solamente dejó un diario, que nos dotó de todos los antecedentes necesarios”.
La película está rodada de forma impecable con cuidado en la puesta en escena y el tratamiento de la luz. Tuvieron que reconstruir algunas de las dependencias de un antiguo y abandonado convento en Polonia, logrando una gran ambientación. También es destacable el uso de los primeros planos de los rostros de las novicias que logran trasmitirnos todo el sufrimiento, toda la angustia y todas las dudas por las que atraviesan tras haber sufrido esas brutales agresiones y tras nueves meses ver ese fruto bendito en forma de inocente criatura.
A la pregunta: ¿Cuál es la importancia en Las inocentes de la fe?, contesta Fontaine: La noción misma, o nociones, de la fe, es el centro de todo. Después de hablar con numerosos sacerdotes y monjas antes de comenzar la película concluí lo mismo que dice la hermana María en la película: “La fe es veinticuatro horas de lucha y un minuto de esperanza”.
Conviene recordar que la frase es de Georges Bernanos (18881948).
Una de las protagonistas contestará a la doctora: “al principio es como cuando uno era niño, nuestro padre nos llevaba de la mano, estábamos seguros. Llega un momento (…) en que el padre nos quita la mano. Estamos perdidos. Solos en la oscuridad. Llamamos y nadie responde”.
La falta de fe tras la terrorífica prueba por la que han tenido que pasar. La maternidad que se contrapone a su voto de castidad. El ataque despiadado de salvajes seres humanos contras indefensas mujeres…
Escribe Marta Medina, para El Confidencial, en un artículo muy completo que a Fontaine no le interesaba hacer una película exclusivamente “sobre la destrucción y el infierno”, sino dejar una puerta a la “posibilidad de reparación”, a la “esperanza”, por lo que ha mezclado “la realidad de dos verdades históricas en dos conventos diferentes” a partir del testimonio de la médico francesa. La dramática historia de un colectivo que fue víctima por partida triple: primero por ser polacas, segundo por ser religiosas y, tercero y sobre todo, por ser mujeres. “Después de consagrar su vida a la fe, se encontraron solas frente a la nada”.
“Las atrocidades soviéticas han sido un poco soterradas por las aberraciones del nazismo. Incluso en un principio tuve que ir a hacer investigaciones históricas a Polonia para asegurarme de que este caso había ocurrido realmente. Tuve que ir a varios puntos del país y descubrí que hubo muchas situaciones similares. Al final de la guerra, a los soviéticos casi se les animaba a la violación para recompensarlos por los esfuerzos de la guerra. Pero no solo a ellos, sino también a los alemanes. No he querido hacer anticomunismo a nivel primario, porque obviamente no todos los comunistas eran violadores. Y es que este problema es algo que se ha normalizado totalmente, algo contemporáneo que sigue ocurriendo ahora en los conflictos de África y en los países fundamentalistas: la violación de las mujeres como arma de guerra”.
La película, que se estrena el próximo 23 de diciembre, me sirve para retomar el tema de la persecución sufrida por las religiosas en la España de los años treinta y sobre las 296 monjas de clausura y religiosas de diversas congregaciones que atendían asilos de ancianos, orfanatos, hospitales o colegios y que fueron asesinadas in odium fidei.
http://www.abc.es/historia/abci-brutal-asesinato-monjas-polacas-parte-ejercito-sovietico-201610050026_noticia.html
La directora, Anne Fontaine, afirma en una entrevista (publicada el 23 de octubre de 2016 en la revista oficial del festival Seminci de Valladolid): “lo que sabemos de la historia real es apreciablemente limitado. La auténtica Mathilde (Madeleine Pauliac) murió muy joven, no mucho después de los sucesos recogidos en la película, y solamente dejó un diario, que nos dotó de todos los antecedentes necesarios”.
La película está rodada de forma impecable con cuidado en la puesta en escena y el tratamiento de la luz. Tuvieron que reconstruir algunas de las dependencias de un antiguo y abandonado convento en Polonia, logrando una gran ambientación. También es destacable el uso de los primeros planos de los rostros de las novicias que logran trasmitirnos todo el sufrimiento, toda la angustia y todas las dudas por las que atraviesan tras haber sufrido esas brutales agresiones y tras nueves meses ver ese fruto bendito en forma de inocente criatura.
A la pregunta: ¿Cuál es la importancia en Las inocentes de la fe?, contesta Fontaine: La noción misma, o nociones, de la fe, es el centro de todo. Después de hablar con numerosos sacerdotes y monjas antes de comenzar la película concluí lo mismo que dice la hermana María en la película: “La fe es veinticuatro horas de lucha y un minuto de esperanza”.
Conviene recordar que la frase es de Georges Bernanos (18881948).
Una de las protagonistas contestará a la doctora: “al principio es como cuando uno era niño, nuestro padre nos llevaba de la mano, estábamos seguros. Llega un momento (…) en que el padre nos quita la mano. Estamos perdidos. Solos en la oscuridad. Llamamos y nadie responde”.
La falta de fe tras la terrorífica prueba por la que han tenido que pasar. La maternidad que se contrapone a su voto de castidad. El ataque despiadado de salvajes seres humanos contras indefensas mujeres…
Escribe Marta Medina, para El Confidencial, en un artículo muy completo que a Fontaine no le interesaba hacer una película exclusivamente “sobre la destrucción y el infierno”, sino dejar una puerta a la “posibilidad de reparación”, a la “esperanza”, por lo que ha mezclado “la realidad de dos verdades históricas en dos conventos diferentes” a partir del testimonio de la médico francesa. La dramática historia de un colectivo que fue víctima por partida triple: primero por ser polacas, segundo por ser religiosas y, tercero y sobre todo, por ser mujeres. “Después de consagrar su vida a la fe, se encontraron solas frente a la nada”.
“Las atrocidades soviéticas han sido un poco soterradas por las aberraciones del nazismo. Incluso en un principio tuve que ir a hacer investigaciones históricas a Polonia para asegurarme de que este caso había ocurrido realmente. Tuve que ir a varios puntos del país y descubrí que hubo muchas situaciones similares. Al final de la guerra, a los soviéticos casi se les animaba a la violación para recompensarlos por los esfuerzos de la guerra. Pero no solo a ellos, sino también a los alemanes. No he querido hacer anticomunismo a nivel primario, porque obviamente no todos los comunistas eran violadores. Y es que este problema es algo que se ha normalizado totalmente, algo contemporáneo que sigue ocurriendo ahora en los conflictos de África y en los países fundamentalistas: la violación de las mujeres como arma de guerra”.