“El antiguo testamento habla de Dios como de un gran rey poderoso y victorioso. Y he aquí que ese gran rey se hace pequeño, pobre y vulnerable para enseñarnos a acoger nuestra pequeñez, nuestra pobreza, nuestra vulnerabilidad y volvernos sus hijos bien amados. El hijo de Dios se hace hombre para que el hombre se vuelva hijo de Dios” (san Ireneo).
REFLEXIONES SOBRE EL AÑO LITÚRGICO
JEAN VANIER