PARÍS, 19 Nov. 16 / 01:38 pm (ACI).- En una ceremonia celebrada en el Parque de Exposiciones de Aviñón, en Francia, el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos, beatificó al P. María-Eugenio del Niño Jesús, sacerdote de la Orden de los Carmelitas Descalzos, y fundador del Instituto Secular Notre-Dame de Vie, quien destacó por su intensa vida espiritual.
El nuevo beato, cuyo nombre de bautismo era Henri Grialou, nació en la localidad francesa de Gua, en una comarca minera de la región de Aveyron, el 2 de diciembre de 1894. Era el tercero de cinco hermanos de una familia humilde.
Su padre falleció en el año 1904, y desde entonces fue su madre la que trabajó duramente por sacar a la familia adelante.
Henri Grialou recibió una profunda educación cristiana, y ya desde su infancia sintió la vocación al sacerdocio. Su etapa de seminarista estuvo marcada por las privaciones y las consecuencias derivadas de la Primera Guerra Mundial, que le obligaron a interrumpir sus estudios. Sin embargo, esas circunstancias no le apartaron de su camino al sacerdocio, todo lo contrario.
La dura experiencia de la guerra le ayudó a crecer en la fe, a madurar su vocación y a acrecentar su decisión de servir a Dios y a la Iglesia mediante el ejercicio del ministerio sacerdotal. Su relación con el Carmelo teresiano comienza tras la lectura de un libro sobre San Juan de la Cruz durante ese período.
El nuevo beato, cuyo nombre de bautismo era Henri Grialou, nació en la localidad francesa de Gua, en una comarca minera de la región de Aveyron, el 2 de diciembre de 1894. Era el tercero de cinco hermanos de una familia humilde.
Su padre falleció en el año 1904, y desde entonces fue su madre la que trabajó duramente por sacar a la familia adelante.
Henri Grialou recibió una profunda educación cristiana, y ya desde su infancia sintió la vocación al sacerdocio. Su etapa de seminarista estuvo marcada por las privaciones y las consecuencias derivadas de la Primera Guerra Mundial, que le obligaron a interrumpir sus estudios. Sin embargo, esas circunstancias no le apartaron de su camino al sacerdocio, todo lo contrario.
La dura experiencia de la guerra le ayudó a crecer en la fe, a madurar su vocación y a acrecentar su decisión de servir a Dios y a la Iglesia mediante el ejercicio del ministerio sacerdotal. Su relación con el Carmelo teresiano comienza tras la lectura de un libro sobre San Juan de la Cruz durante ese período.
El 4 de febrero de 1922 fue ordenado sacerdote y entró al noviciado de los carmelitas. El 10 de marzo de 1922 recibió el hábito de la Orden y adoptó el nombre de María-Eugenio del Niño Jesús.
La vida monástica le hace profundizar en su fe y en su relación con Dios. Se entrega a la oración, al silencio y al encuentro con Dios, al mismo tiempo que interioriza la espiritualidad y las enseñanzas de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, sin olvidar a su amiga de la infancia, Santa Teresita del Niño Jesús.
Tras una larga etapa de meditación, comienza a vislumbrar aquello que Dios le pide como carmelita, y empieza a vislumbrar el Instituto Secular Notre-Dame de Vie (Nuestra Señora de la Vida)..
Su fuerte compromiso, el convencimiento de su vocación y su fuerte espiritualidad le ayudan en su labor de difundir las enseñanzas de los grandes santos carmelitas en foros con públicos muy diferentes.
Siguiendo el ejemplo de Santa Teresa de Jesús, se propone revitalizar los Carmelos de Francia, para lo cual recibió el nombramiento en 1948 de visitador apostólico por parte del Papa Pío XII. Fruto de esta intensa vida espiritual escribió una extensa relación de escritos, entre los que destaca su obra más celebrada: “Quiero ver a Dios”.
En el año 1932 pudo por fin cumplir el encargo que había recibido de Dios y fundó el Instituto Secular Notre-Dame de Vie, en Venasque (Francia).
Se trata de una obra formada por laicos consagrados, tanto hombres como mujeres, y sacerdotes. El Instituto se caracteriza por la intensa espiritualidad carmelita que lo impregna, por lo que la vida contemplativa es uno de sus pilares.
Falleció el 27 de marzo de 1967, lunes de Pascua y fiesta de Notre-Dame de Vie.
En 1985 se abrió su causa de su beatificación. El 19 de diciembre de 2011, el Papa Benedicto XVI autorizó el decreto de reconocimiento de sus virtudes. El 4 de marzo de 2016, el Papa Francisco autorizó la promulgación del decreto de reconocimiento de un milagro obrado por la intercesión del ahora beato María-Eugenio del Niño Jesús.