¿Qué día es hoy, 6 de noviembre? La memoria obligatoria de los mártires de la persecución religiosa en España del s. XX.
A partir de 1931 una persecución que jamás se podía ajustar a Derecho se abatió sobre la Iglesia, con la quema de iglesias y asalto a conventos; los martirios comenzaron poco después en 1934 hasta 1939. Había un deseo claro de arrancar de raíz la Iglesia Católica en España fruto de una ideologización totalitaria disfrazada de democracia, tolerancia, etc.
Crudelísima fue esta persecución: no eran activistas políticos, no eran miembros vinculados a facciones políticas, ni mucho menos “caídos” en una Guerra civil como si estuviesen combatiendo (recordemos que las persecuciones martiriales comenzaron dos años antes del inicio de la Guerra en 1936). Fue una persecución religiosa en toda regla, por “odium fidei”, y con relatos martiriales espeluznantes de las salvajadas que les hicieron antes de morir. Lo siento, soy muy aprensivo, no soy capaz de leerlos todos y menos de narrarlos.
Este odium fidei, con calumnias para justificarse, asesinó a religiosas de clausura, a jovencísimos seminaristas, a ancianos sacerdotes... ¡ay!, diciendo que eran activistas y enemigos del pueblo.
¿Números? ¡Para asustarse! 12 obispos y un Administrador apostólico; 4173 clérigos, también seminaristas; 2365 religiosos; 283 religiosas; varios millares de seglares católicos, vinculados a sus parroquias, a la Acción Católica, a la Adoración Nocturna. Una sangría. Murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!”, reconociendo el señorío de Jesucristo, y perdonando siempre a sus verdugos.
Han sido beatificados en diversas tandas durante el pontificado de Juan Pablo II y la más numerosa, 498 mártires en el pontificado actual, el 28 de octubre de 2007.
Al celebrar la Santa Misa esta tarde pensaba hasta qué punto la fe en ellos ni era un sentimiento ni una práctica devocional, sino lo más profundo de sus vidas. Era otra forma de catolicismo: la fe se transmitía realmente en las familias, con solera, y en la escuela; asistían a la iglesia a las Misas matinales y a los ejercicios piadosos de la tarde: Vísperas, exposición del Santísimo, rosario. Las predicaciones de novenas y quinarios junto a las misiones populares dejaba un poso de madurez en la fe. Comunión frecuente, la confesión semanal, los retiros y los Ejercicios Espirituales iban llevando las almas al Señor.
¿Qué pasaría hoy? Ante una persecución religiosa así, ¿habría el mismo testimonio martirial? Hoy tenemos maravillosos grupos de catequesis, libros de todo contenido y forma, muchísimas reuniones y revisiones, unos planes pastorales parroquiales y diocesanos fantásticos, pero... ¿engendran católicos entregados a Cristo hasta el punto de dar la vida por Él? ¿No hay tanto virus, no de gripe A, sino de secularización interna, que la fe es relegada al trastero para suplirla por una presencia profética vacía en medio del mundo? ¿No se oculta a Dios muchas veces para poner el compromiso social? ¿No se educa en valores en lugar de enraizar al católico en Cristo y en una vida de fe, esperanza y caridad?
¡Mártires de España, interceded por nosotros!
¡Mártires de España, vuestra sangre sea semilla de nuevos cristianos!