Teresa de Lisieux estuvo en mi pueblo

Cuando digo mi pueblo me refiero al lugar en donde ejerzo el ministerio sacerdotal encomendado por el Sr. Obispo. Se trata de Santomera (Murcia), un bonito lugar enclavado en un valle rodeado de montañas y de inmensos huertos de limoneros. A Santomera la llaman el limonar de Europa. En mi parroquia de Nuestra Sra. de los Angeles en el paraje de El Siscar, nació la Beata Madre Esperanza, Fundadora de las dos Congregaciones de Esclavas e hijos del Amor Misericordioso, con su casa Central en Collevalenza (Italia).

 

Aunque es bien conocida la Beata Madre Esperanza en Italia, es menos conocida en España, por aquello de que nadie es profeta en su tierra. Pero desde hace poco tiempo su fama de santa mística se va corriendo por pueblos y ciudades de nuestra patria debido a la extensa y pormenorizada biografía que ha publicado el peridista y escritor José María Zabala. Tengo que decir que hasta ahora esta gran mujer erta para mí una desconocida. Estoy maravillado de los detalles que nos descubre el libro, que en un mes se ha agotado y ya va por la segunda edición. Zavala la llama el alma gemela del Padre Pío por su semejanza en los carismas recibidos y por la relación que había entre ellos. Se veían con frecuencia en bilocación. Ambos tenían los estigmas de la Pasión, gozaban del don de discernimiento de los espíritus, tenían una profunda unión con Dios, y fueron objeto de una predilección de Dios por su vida profundamente mortificada, hasya extremos increibles.

Nos narra el autor de la biografía un acontecimiento sorprendente. Lo cuenta ella misma: "Estaba yo entonces en casa del tío cura, cuando oí tocar el timbre, bajé y vi a una monja muy bella a la que no conocía. Me maravillaba de que no llevase consigo una talega para introducir las cosas que yo le iba dando, y enseguida le pregunte:

-Hermana, ¿donde mete usted todo lo que le entrego, si ni siquiera tiene una bolsa?

-Niña (Madre Esperanza era entonces una jovencita de 13 años), yo no he venido para esto -contestó ella.

-Pero estará cansada del viaje, siéntese -le dice.

-No estoy cansada.

-Pues con este calor tendra sed...

- No tengo sed.

-Entonces ¿Qué quiere de mí?

-Y ella me dijo.

-Mira niña, yo he venido a manifestarte de parte del Buen Dios que tú deberás comenzar donde yo he terminado.

-Y me habló de la devoción al Amor Misericordioso que tendría que difundir por todo el mundo, explicándome:

- Dios no quiere ser visto como un Juez de tremenda majestad sino como un Padre buenlo. Esta es la misión que yo he recibido para difundirla por el mundo entero.

-Cuando quise darme cuenta, la monja ya no estaba".

La propia religiosa desveló que aquella monja era Teresa de Lisieux, fallecida ocho años antes, el 30 de septiembre de 1897.

 

Se da la circuntancia de que Teresita de Jesús fue una de las santas preferidas no sólo de la Madre Esperanza, sino tambien de Juan Pablo II, el Padre Pío y San Josemaría Escrivá de Balaguer. El mismo P. Pío asistió en bilocación a su ceremonia de beatificación , celebrada en pleno pontificado de Pío XI, el 29 de abril de 1923. Fué visto por testigos cualificados, y el Papa se enteró de ello.

Es realmente emocionante saber que aquí, en este pueblo en donde me encuentro, estuvo Santa Teresita a los ocho años de haber fallecido. Los santos metidos en Dios gozan de esos carismas especiales. Y estoy escribiendo este post la vispera de todos los santos, y me alegra mucho celebrar estas vidas que lo pusieron todo en manos de Dios, y El hizo con ellas maravillas.

Recomiendo leer el libro "Madre Esperanza. Los milagros desconocios del alma gemela del Padre Pío" (Josemaría Zavala. Ed. frehbook).

Juan García Inza

juan.garciainza@gmail.com