El pasado domingo 16 de octubre de 2016, al finalizar las IV Jornadas Martiriales, en el Salón de Actos del Museo Diocesano de Barbastro, el jurado del III Concurso de Cortometrajes Martiriales dio a conocer el nombre de los premiados.

Nuevamente el tercer premio fue el corto hecho por Agnus Dei Producciones  que, como recordamos el año pasado, es "una plataforma audiovisual de difusión apostólica cuyo objetivo es formar e informar atendiendo siempre a la Tradición de nuestra Santa Madre la Iglesia Católica".

Con el título de UN GRITO AL CIELO se presenta el martirio de Antonio Molle Lazo.



Antonio Molle Lazo nació en Arcos de la Frontera (Cádiz) el 2 de abril de 1915, en una familia de tradición carlista. Estudió en el Colegio del Buen Pastor de los Hermanos de La Salle de Jerez de la Frontera. Trabajó primero como meritorio en la estación de ferrocarril de Jerez, de escribiente en una bodega luego y, finalmente, como taquillero en un cine junto con su padre. Joven devotamente católico, en 1931 se afilió a las Juventudes Tradicionalistas. Activo propagandista, en mayo de 1936 fue detenido y pasó mes y medio en la cárcel.

Al estallar la Guerra Civil, se presentó inmediatamente como voluntario junto con sus hermanos al comandante Arizón, cabeza de la sublevación militar en Jerez. Incorporado al Tercio de Requetés de Nuestra Señora de la Merced fue destinado, con quince compañeros del tercio y otros quince guardias civiles, a Peñaflor. El 10 de agosto los requetés decidieron celebrar un funeral por el general Sanjurjo y las víctimas del 10 de agosto de 1932 en el convento de las Hermanitas de la Cruz pero fueron sorprendidos por un ataque rápido de unos dos mil milicianos republicanos, que trataban de conquistar el municipio. Durante el pequeño combate que se desarrolló en el pueblo y cuando sus compañeros se replegaban, Molle fue apresado al quedar rezagado por tratar de ayudar a una señora. Desarmado, murió a manos de los milicianos, «brutalmente linchado y salvajemente mutilado».

Las circunstancias en que tuvo lugar su muerte y la violencia empleada por sus captores, junto con la entereza con que proclamó su fe en los últimos instantes, hicieron que, inmediatamente después de acabada la guerra, se le dedicasen dos extensas biografías: Antonio Molle Lazo. Mártir de Dios y de España, escrita por el redentorista Ramón Sarabia (Editorial El Perpetuo Socorro, 1940), y Un mártir de Cristo Rey. Antonio Molle Lazo, obra del carmelita Hilarión Sánchez Carracedo (1940).