Año del Señor 2022
27 de agosto
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
MIEDO vs. CONFIANZA
En estos días de calor, la cocina se vuelve como un horno. Así que ayer, para aliviar un poco el calor añadido de los fogones, abrimos la ventana para que corriera un poco el aire.
Pero claro, al buen olor, comenzó a acudir alguna que otra avispa. Y… ¡no hay bicho que me dé más miedo que este! Es aparecer una avispa, y ya no lo puedo evitar: no me concentro de nuevo hasta que se vuelve a ir o alguien la echa. En realidad la avispa no me da miedo, me da miedo que me pique.
Así que así anduvimos, una y otra vez, hasta que al final decidimos cerrar las ventanas. Era preferible el calor a tener que convivir con el miedo.
Al ver lo que causa en mí el “miedo a un bichillo”, le preguntaba al Señor sobre la confianza y el miedo. Porque veía que es cierto que el miedo te hace perder de vista todo lo demás, te desconcentra de lo que realmente has de hacer, se enciende en ti la desconfianza y fija tu mirada en el causante de tu miedo.
Muchas veces hablamos de la confianza. Todos hemos experimentado que no es fácil, que a todos nos cuesta y realmente nos gustaría que fuese tan fácil como echar de nuestra vida todo lo que nos causa miedo, y cerrar la ventana detrás. Sin embargo, en la vida de cada día esto no es tan fácil.
El Señor me mostraba que el problema no está en aquello que me da miedo, sino en mi reacción ante ello. Al dejar que toda mi atención se focalice en ello, no solo me descentro de lo que sí tengo que hacer, sino, sobre todo, pierdo de vista al Señor. Me pongo a la defensiva queriendo evitar que “me pique”.
Sin embargo, la confianza consiste en ir soltando esas defensas propias, entregándole el miedo a que “me pique” y fijando la mirada en Él como mi defensa más que en aquello que me causa miedo.
La confianza no se trata de aferrarte a pensar que, si confías en el Señor, nunca te picará nada. La confianza es saber que Él está al mando, y que suceda lo que suceda, todo lo utilizará para el bien, para el mío y el de los demás.
Orar esto me ha dado mucha paz, creo que el próximo día intentaré entregarle el miedo a que me pique (esta avispa y “otras” más grandes) y haré la prueba de dejar la ventana abierta en mi vida…
Hoy el reto del amor es soltar tu defensa propia y poner tu vida al mando de Quien realmente puede dirigirla siempre hacia el bien. Él es el fuerte, Él es quien verdaderamente me ama y Él buscará mi bien… y si Él está al mando, ¡que se echen los miedos a temblar!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
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