Como en sus anteriores largometrajes, el genial director sabe hacer diana en el corazón de los espectadores. Aquellos dispuestos a realizar el pequeño esfuerzo de ir al cine obtendrán, como dice el Evangelio, el ciento por uno. Yo recomendaría ir a ver Footprints por infinidad más una razones. Os destaco unas cuantas:
- Aquellos que gusten de la fotografía y los paisajes, tienen una cinta incomparable, con preciosísimas imágenes de todo ese hermosísimo recorrido de un Camino de Santiago que transcurre por el norte de España y, además, se desvía para recrearnos la vista con parajes de los Picos de Europa.
- Los que hayan hecho el Camino podrán rememorar todas las etapas realizadas y esa ruta interior que muchos definen como una metáfora de la vida. Los que todavía tengan dudas sobre emprender este viaje, ver Footprints sin duda los reafirmará en que vale la pena.
- Quienes trabajan en todas esas disciplinas que están tan de moda en el mundo de la empresa, coaching, motivación, team building… tienen en la película de Cotelo una ocasión maravillosa para sacar ejemplos de trabajo en equipo y, sobre todo, acerca del papel que deben asumir los verdaderos líderes.
- Las personas que se sientan hipnotizadas por las grandes aventuras no pueden faltar. Qué mejor historia que Sergio Fita, un cura de Cuenca, que trabaja en Arizona, convenza a un grupo de diez jóvenes para caminar 1.000 kilómetros y cierre el trato, solo tres semanas antes de emprender el desafío, para que un cineasta afincado en Valencia filme la epopeya.
- Los que están en búsqueda de algo, principalmente en el plano espiritual, encontrarán en la película respuestas a muchas de sus preguntas. Todos estos deben seguir con atención los diálogos y comentarios, llenos de sabiduría, con los que los jóvenes norteamericanos impregnan constantemente la gran pantalla.
Los primeros días son vitales en la vida de una película. Los cines solo garantizan la proyección durante una semana. Tras las primeras 72 horas, evalúan cómo han ido las cosas y, si ven que la respuesta no es la esperada, la película deja de exhibirse siete días después del estreno…
Como católicos, solemos, ante todo, quejarnos y después, a veces, nos preguntamos qué podemos hacer, qué apostolados eficaces podemos emprender. Este fin de semana os propongo uno tan sencillo, como eficiente y divertido: ir al cine. Sí, ¡ir al cine a ver footprints! ¡Así de fácil! Además, el 10% de la recaudación de la película será donado a Caritas, según anunció el propio Cotelo.
Álex Rosal, director de Religión en Libertad, suele utilizar, en las conferencias que da animando a la gente a participar en temas apostólicos, la frase “que por mí no quede”. Pues apliquémosla estos días en relación a Footprints. La duración en la cartelera de esta película que puede hacer muchísimo bien a muchísima gente depende de todos y cada uno de nosotros.
Este fin de semana, “que por mi no quede”.