Y es que el Señor está susurrando continuamente a nuestro oÃdo mil formas para amar: a veces es una suave brisa en tu corazón, ¡o a veces es el ejemplo de la persona que tienes a tu lado! El bien tiende a difundirse: un gesto contagia a otro, ¡en el más maravilloso efecto mariposa!
Hoy el reto del amor es engancharte al impulso. Te invito a que, en la oración, le pidas al Señor "oÃdos para escuchar y ojos para ver". A lo largo del dÃa se te presentará una ocasión de amar ayudando a alguien. Tal vez sientas la indicación del Señor en tu interior para moverte... ¡o puede que, simplemente, te invite a secundar el impulso de otro! ¡Únete a la cadena de gestos de amor! ¡Feliz dÃa!