Después de la gran manifestación del día 17 se han intensificado las intervenciones por ambas partes.
Por parte de la Iglesia, el gran argumento es que nadie puede suprimir la vida de nadie, y más, si se trata de la vida de un ser inocente e indefenso, y más todavía, si es la propia madre la que decide suprimir la vida del hijo que lleva en su seno. Por tanto, rechazo total al aborto. Esta postura es conocida por todos y enseñada continuamente por el Papa y los obispos.
Por parte del Gobierno se mantiene la actitud contraria. Intentan facilitar el aborto en las primeras semanas con plena libertad e, incluso, que las niñas de 16 o de 17 años puedan abortar sin el permiso de sus padres.
Es lógico que intenten aportar razones: Que se respete la dignidad y la libertad de la madre, y ponernos al nivel de las naciones de nuestro entorno. Y, desde luego, que la Iglesia se calle.
Ante esta realidad del aborto, considerado como el mayor holocausto de nuestros tiempos y de toda la historia, a nuestros gobernantes, no se les ocurre otra cosa que decir que respetan la decisión de la madre, que hay situaciones extremas, que despenalizarlo no equivale a ser partidarios, que a ellos tampoco les gusta el aborto, pero que no obligan a nadie a abortar... Es una puerilidad decir todo esto; no son razones serias.
Cuando, a veces, he comparado el holocausto del aborto con el holocausto nazi en tiempo de Hitler, algunos se molestaron por la comparación. Pero si admitimos que el aborto es un crimen contra seres humanos inocentes e indefensos (y dicen los científicos que no hay ninguna duda de que lo son) díganme ustedes qué es peor y por qué. Matar a puñaladas o darle un veneno azucarado. )No es todo matar? Es cierto que en el nazismo mataba la autoridad, pero en el caso del aborto la autoridad dice: mata, que no te pasará nada.
Dicen que la madre es dueña de su cuerpo, y lo es; pero no lo es de la vida del hijo que lleva dentro, como tampoco lo es para hacer de su cuerpo lo que quiera.
Otra razón que suelen dar en favor del aborto, es que no quieren que las mujeres que han abortado vayan a la cárcel; claro que no; ni nosotros tampoco. Lo que queremos es que las madres, agobiadas por el embarazo, sean ayudadas y que no tengan los traumas que suelen tener siempre que no tengan la conciencia deformada, al pensar que han asesinado a un hijo.
Sencillamente, de ridículo. Y además, exponen estas razones con tal seguridad que nos quieren hacer creer que lo dicen en serio. Y es que por el cargo, se creen, primero, que lo saben todo y segundo, que se dirigen a una sociedad de tontos e ignorantes. El efecto que nos producen es de pena. Pensamos )pero es posible que hagan el ridículo quienes representan a todos los españoles? Porque son unos argumentos no convencen ni a los niños.
Esgrimen también otra razón: Con esta ley nos equiparamos a las naciones de nuestro entorno. Pero )nos equiparamos en lo positivo o en lo negativo? Si fuese en lo positivo, (qué más quisiéramos! ¡adelante! Pero si es en lo negativo, (hasta les adelantamos! Que nadie nos quite el primer puesto en la insensatez y en la falta de cordura.