Muchos adolescentes y jóvenes, se sienten identificados con la postura de los ateos, porque les parece moderna, científica y libre; sin embargo, hay un error de percepción, ya que le atribuyen a la Iglesia, a los católicos, ideas o actitudes que nada tienen que ver con sus enseñanzas. Cuando los ponemos en contexto y, desde una buena argumentación, se les explica o aclara, terminan por aceptar que estábamos hablando de lo mismo; es decir, que percibían a Dios, sin saber que era él. Por ejemplo, un clásico del ateísmo aparente entre las nuevas –y no tan nuevas- generaciones: la fe rechaza a la ciencia. Muchos llevan años creyéndolo y claro, estando así las cosas, es difícil esperar que se sientan convencidos hasta que, de pronto, alguien se toma el tiempo de romper sus esquemas, demostrándoles que estaban equivocados. Basta hablarles del descubrimiento del arsénico para que ubiquen a San Alberto Magno O.P. Claro, hay que hacerlo con tacto, sin proselitismo, pero compartiendo ideas que den lugar a un diálogo capaz de clarificar. Llama la atención la cara de sorpresa que ponen, pero es así y, aunque no todos, alguno o alguna habrá que se cuestione su ateísmo, porque quizá nunca dejó de creer en Dios, sino que iba de suposición en suposición.
Ateo de respeto es aquel que investiga antes de optar por dicha posición; sin embargo, muchas veces, no hay tal opción, sino el tomar como verdad una mentira repetida que ha terminado por causar costumbre. ¿Cuántos, antes de asumir una posición de rechazo a la Iglesia, han leído una obra de nivel como “Introducción al cristianismo” (1968) de J. Ratzinger? Por honestidad intelectual, deberían informarse y, posteriormente, decir lo que les parezca conveniente. El punto del ensayo es dar a conocer el fenómeno de los “ateos sociales”; es decir, aquellos que sin investigar debidamente, se quedan en los bulos de algunas redes y, entonces, toman partido, olvidando los siglos de aportes que la Iglesia ha dado a la humanidad. Muchos universitarios, que se declaran ateos por Comte y el positivismo, ignoran que la estructura en la que están aprendiendo su futura profesión, se debió a la intuición de la propia Iglesia. En el mundo de hoy, ser creyente, no solamente es cuestión de fe, sino resultado de saber buscar, investigar y crecer en cultura religiosa.
Ahora bien, ¿en verdad la fe es anticuada, contraria a la ciencia y cerrada a la libertad? No y el fundamento tiene un triple significado. Algo anticuado llega a tal concepto cuando pertenece a una época sin tener la capacidad de respuesta y/o adaptación al presente. Pues bien, la fe cristiana, si bien es cierto que cuenta con muchos siglos, sigue orientando a muchos, pues responde al “¿para qué?” de la vida. Tampoco es contraria a los avances científicos. Por algo el Vaticano tiene su propio observador astronómico. Sobre la libertad, nos viene bien citar un ejemplo del P. Jorge Loring S.J. Cuando le preguntaban sobre cómo se podía conciliar la libertad con los dogmas (verdades de fe que todo católico debe aceptar), él hablaba sobre las vías de un tren. Le condicionan la dirección del avance, pero gracias a ellas no se descarrilla y puede llegar a su destino. Lo mismo la responsabilidad en los actos, siguiendo los Diez mandamientos como guía fundamental.
Así las cosas, ¿qué podemos hacer? Llevar a cabo una tarea coordinada en cuatro niveles: parroquia, colegio, grupo juvenil e Internet. Ponerse de acuerdo para aclarar las dudas, mostrando que la fe puede ser comprendida, aunque no agotada, por la ciencia y que eso la hace razonable, accesible. Aclarando, podrán creer en Dios sin complejos y aterrizarlo al día a día de su vida.
Ateo de respeto es aquel que investiga antes de optar por dicha posición; sin embargo, muchas veces, no hay tal opción, sino el tomar como verdad una mentira repetida que ha terminado por causar costumbre. ¿Cuántos, antes de asumir una posición de rechazo a la Iglesia, han leído una obra de nivel como “Introducción al cristianismo” (1968) de J. Ratzinger? Por honestidad intelectual, deberían informarse y, posteriormente, decir lo que les parezca conveniente. El punto del ensayo es dar a conocer el fenómeno de los “ateos sociales”; es decir, aquellos que sin investigar debidamente, se quedan en los bulos de algunas redes y, entonces, toman partido, olvidando los siglos de aportes que la Iglesia ha dado a la humanidad. Muchos universitarios, que se declaran ateos por Comte y el positivismo, ignoran que la estructura en la que están aprendiendo su futura profesión, se debió a la intuición de la propia Iglesia. En el mundo de hoy, ser creyente, no solamente es cuestión de fe, sino resultado de saber buscar, investigar y crecer en cultura religiosa.
Ahora bien, ¿en verdad la fe es anticuada, contraria a la ciencia y cerrada a la libertad? No y el fundamento tiene un triple significado. Algo anticuado llega a tal concepto cuando pertenece a una época sin tener la capacidad de respuesta y/o adaptación al presente. Pues bien, la fe cristiana, si bien es cierto que cuenta con muchos siglos, sigue orientando a muchos, pues responde al “¿para qué?” de la vida. Tampoco es contraria a los avances científicos. Por algo el Vaticano tiene su propio observador astronómico. Sobre la libertad, nos viene bien citar un ejemplo del P. Jorge Loring S.J. Cuando le preguntaban sobre cómo se podía conciliar la libertad con los dogmas (verdades de fe que todo católico debe aceptar), él hablaba sobre las vías de un tren. Le condicionan la dirección del avance, pero gracias a ellas no se descarrilla y puede llegar a su destino. Lo mismo la responsabilidad en los actos, siguiendo los Diez mandamientos como guía fundamental.
Así las cosas, ¿qué podemos hacer? Llevar a cabo una tarea coordinada en cuatro niveles: parroquia, colegio, grupo juvenil e Internet. Ponerse de acuerdo para aclarar las dudas, mostrando que la fe puede ser comprendida, aunque no agotada, por la ciencia y que eso la hace razonable, accesible. Aclarando, podrán creer en Dios sin complejos y aterrizarlo al día a día de su vida.