Descarrilamiento moral
Estamos en una sociedad en la que los valores morales están bajo mínimos. Les invito a que reflexionemos sobre ello, pues lo que para unos es negativo, para otros es positivo. Supongo que no estarán todos de acuerdo en lo que vaya diciendo, pero comprenderán que yo sí esté de acuerdo. Y lo estoy porque admito la enseñanza de la Iglesia aunque, al estar ya jubilado, no esté tan al día como lo estaba hace unos años cuando regía una diócesis.
Seguro que a muchos les van a molestar algunas cosas que voy a decir; sólo unas palabras sobre el aborto y con bastante más extensión, sobre la ideología de género acerca de la que ya han legislado algunas Autonomías.
Algo que no comprendo en absoluto es el juicio, por ejemplo, de la vida humana. Cuando hay alguna catástrofe con muchas víctimas, entre ellas, niños, los lamentos se centran, de manera especial en ellos; sin embargo se ha abierto una libertad absoluta con respecto al aborto que se puede realizar de manera indiscriminada incluso por menores de edad. ¿Es que la vida humana es más digna en un caso que en otro? Verdaderamente, no lo comprendo.
Pienso no salirme en absoluto de la doctrina de la Iglesia, -faltaría más- e invito a los católicos y a hombre y mujeres de buena voluntad a que piensen con seriedad y responsabilidad sobre las vidas que están en juego en nuestra querida España.
Hay otra cuestión sobre la que también invito a reflexionar y sobre la que ya han legislado algunas autonomías y otras, por ejemplo Valencia, donde se está preparando. Como soy valenciano, voy a enjuiciar la línea legal que parece se está siguiendo y que es la ideología de género.
Como preámbulo a la ley hay un primer paso como una arremetida contra los colegios concertados obligando a los alumnos a asistir a las clases en que se trata el tema. De hecho, pasan por encima del derecho de los padres a elegir el modelo de educación y formación que quieren para sus hijos.
Dicen que obligarán a todos los centros, públicos y privados, a asistir a las clases de ideología de género y es que “El PSOE y Compromís quieren imponer una escuela única, pública, laica y en valenciano”. Claro, uno se pregunta: ¿Con qué derecho? Pero ¿quiénes se creen Uds. ser para legislar por sí y ante sí en contra de los derechos de los padres de optar por el tipo de educación que quieren para sus hijos? Por lo que se está oyendo, parece que los menores que quieren cambiar de sexo no necesitan de la autorización de los padres. Pero uno se pregunta ¿cuántos niños quieren cambiar de sexo? ¿Son tan numerosos que es necesaria una ley para ellos?
Y en cuanto a los padres ¿es que se van a callar si un día ven entrar en casa a su hijo convertido en una hija o viceversa? ¿Es que creen que su autoridad les permite ser señores de vidas y haciendas? No Sr. Presidente; deben gobernar buscando el bien común y respetando todos los derechos de todos, y no haciendo lo que les venga en gana. El bien común Sr. Presidente, el bien común es lo que deben buscar.
Por otra parte, no se engañen, queridos dirigentes de la Comunidad, no lo van a conseguir; no es por confrontación de fuerzas sino porque en la Iglesia y fuera de la misma, tenemos muchos padres con mucho sentido común. No lo intenten porque les saldrá mal. Seguro.
Por último, unas palabras al Presidente y a quienes comparten su responsabilidad al frente de nuestra Autonomía Valenciana. No sé si Uds. están bautizados. Si lo están, nunca pueden dejar de ser cristianos. Quieran o no, seguirán siéndolo. Por el bautismo recibimos como un sello o una marca imborrable que llamamos carácter. Podemos ser cristianos santos, podemos serlo del montón, podemos separarnos de la Iglesia, podemos hasta condenarnos para siempre, pero sin dejar nunca de ser cristianos. No lo sean nunca de fachada; séanlo de verdad.
José Gea