Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                     
   
NO TE INUNDES

Ayer, como de costumbre, nada más levantarme abrí la ventana y salí un momento de la celda. En cuestión de segundos, nos sorprendió una tormenta impresionante. Rayos, truenos y lluvia, ¡mucha lluvia! Mirábamos a través del cristal sorprendidas, y hacíamos comentarios sobre ello:

-Por fin llueve, ya era hora.
-A ver si refresca un poco con la lluvia.
-Madre mía, ¡cómo cae!

Se nos hacía la hora de ir al coro, volví a mi celda para terminar de prepararme y... oh, oh... En el suelo, un charco inmenso empapaba unas zapatillas, unos cuadernos que dejé al ordenar los cajones, bolis... ¡la que había liado! El agua caía por la pared desde la ventana y desembocaba también en el charco. Corriendo cerré la ventana y cogí una toalla para secar la inundación, todo quedó en un susto.

¿Cómo te has levantado hoy? ¿Llueve y has dejado la ventana abierta? Puede que sientas que se empapa tu corazón dejando entrar gotas de lluvia que te culpabilizan por lo que debiste haber hecho y no hiciste, gotas que te hacen mirar atrás, gotas que te hacen ver todo negativo, tus miedos, o gotas que van agrandando la ira que te generó el gesto que tuvo contigo esa persona, hasta verte sumergido en el charco que se va formando.

Si no cierras la ventana, seguirá entrando más lluvia y puede dañarte por dentro, dejar tu parqué lleno de tristeza, las paredes con preocupación y falta de paz. Cristo te quiere feliz, ¡que brille el sol en ti! Sí, es verdad que has podido meter la pata, que te han podido herir, pero no vivas más de ello. Cierra la ventana y no le des más vueltas, deja que Cristo seque cada una de las gotas que han ido cayendo. Deja que Él sane tu corazón por completo.

Hoy el reto del amor es que cierres la ventana, que cada vez que sientas en ti pensamientos que te inundan y te hacen daño, di al Señor: "A ti te lo dejo", y no le des más vueltas. Si dejas todo en Él en el momento en que te viene, sentirás la ventana cerrada, y las gotas que han caído irán desapareciendo. No vivas de la lluvia, vive del Sol,

VIVE DE CRISTO
  
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