Los cristianos egipcios dicen estar en ‘un punto crítico’ ante la violencia en su contra
Por ROD NORDLAND 9 de septiembre de 2016
MINIA, Egipto — El gobierno egipcio ha designado a Imam Mahmoud Gomaa, un funcionario musulmán, como el encargado de mantener la paz entre cristianos y musulmanes en este rincón del Alto Egipto.
“Todo está bien”, insistió en una entrevista y se refirió a la participación cristiana en la iniciativa oficial de construcción de paz.
Sin embargo, unas cuantas horas después, el obispo local, llamado Makarios, ofreció un punto de vista muy distinto. “No tengo ninguna relación con Mahmoud Gomaa”, afirmó.
Una vez más, los egipcios cristianos se sienten amenazados, al menos en Minia, una ciudad a las orillas del Nilo, donde cerca del 40 por ciento de la población es cristiana. También, una vez más, los líderes cristianos tienen opiniones divididas sobre la manera en que deben responder.
En los niveles más altos de la Iglesia Ortodoxa Copta hay un esfuerzo para no hacer mucho ruido y trabajar con el gobierno central, con el objetivo de presentar una imagen de unidad y calma.
Después de una serie de ataques contra su comunidad durante el verano, el papa copto, Tawadros II, le rogó a sus seguidores en Estados Unidos que no continuaran con las manifestaciones que planeaban realizar afuera de la Casa Blanca con la intención de dirigir la atención internacional hacia esta violencia.
“Se los ruego, por el amor de Dios, eviten este comportamiento”, imploró. Sin embargo, en Minia, donde a menudo estalla la violencia en contra de los cristianos, los líderes coptos locales se rehúsan a adherirse a esta postura.
“Estamos en un punto crítico”, aseguró Makarios. “Las personas ya no pueden tolerar esto”.
La comunidad cristiana en Egipto, aproximadamente el 10 por ciento de la población, ha tenido durante mucho tiempo una relación simbiótica con el Estado. El gobierno les proveía seguridad en un ambiente cada vez más hostil, y los líderes cristianos ayudaban a construir una imagen de tolerancia y libertad religiosa ante Occidente.
Este acuerdo se desgastó durante la presidencia de Hosni Mubarak y todo colapsó después de que fue derrocado y el presidente Mohammed Morsi fue elegido. Los ataques a las iglesias dirigidos por jóvenes islamistas se incrementaron.
Así que cuando el general Abdel Fattah el Sissi derrocó a Morsi en 2013, la iglesia copta estuvo entre sus partidarios más devotos. Cuando Sissi asistió a la celebración de la navidad copta en enero de 2015, fue muy aplaudido por ser el primer líder egipcio en hacerlo.
Sin embargo, los límites de su apoyo se han hecho evidentes en Minia, donde los cristianos siguen sufriendo actos de violencia y humillaciones. Les han quemado sus casas, se les ataca en las calles y las paredes de algunas iglesias tienen grafitis con mensajes de odio. En total, las autoridades coptas han registrado 37 ataques en los últimos tres años, sin incluir unos 300 más ocurridos justo después de que Morsi y la Hermandad Musulmana fueron removidos del poder en 2013.
El momento más álgido para los coptos locales llegó en mayo, cuando una multitud desnudó en la calle a una anciana cristiana, a causa de algunos rumores de que su hijo tenía un amorío con una mujer musulmana.
“Después de que la desnudaron no pudimos quedarnos callados, no después de eso”, declaró Makarios. Lo que más enojó a los coptos, añadió, “es que las autoridades salieran a negar lo que pasó”.
“Si se hubieran disculpado o dicho que le darían seguimiento, sería distinto, pero esto fue un insulto para Egipto y las mujeres de Egipto”, afirmó.
Esta violencia creó tensiones tanto dentro como fuera de la Iglesia copta. En público, Tawadros II tomó una postura que muchos de sus seguidores califican como tímida. En Minia, Makarios decidió alzar la voz.
Por su lado, Gomaa lo acusó de exagerar la situación. Los ataques violentos solo fueron conflictos menores y ocurrieron entre musulmanes y cristianos, alegó.
“No mataron a nadie”, afirmó Gomaa. “Nadie salió herido. No hay ningún conflicto. El problema, en realidad, son los periodistas que escriben sobre eso”.
El obispo asegura que han sucedido asesinatos. En julio una multitud apuñaló a un cristiano hasta matarlo, narró. Un mes antes, en Sinaí, un sacerdote cristiano fue asesinado por extremistas del Estado Islámico y se convirtió en la novena víctima de este grupo en las iglesias coptas del norte del Sinaí.
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Las autoridades coptas han registrado 37 incidentes violentos contra la comunidad cristiana en los últimos tres años. Credit Khaled Desouki/Agence France-Presse — Getty Images
Aunque alguien fue encarcelado en el caso del apuñalado, el obispo explicó que, si se repite el patrón de otros ataques a cristianos, el culpable será liberado.
“En esos ataques, todos son liberados, nadie ha sido castigado y eso es lo que de verdad molesta a los coptos”, aseguró. “Hasta ahora nadie ha recibido un castigo; las cosas solo van a empeorar”.
Makarios considera que organizaciones como Family House contribuyen a recrudecer el problema. Aunque fue creada para reconciliar las diferencias en la comunidad, ha actuado para bloquear las acusaciones criminales.
Recurre a negociaciones tribales, que según la iglesia terminan intimidando a las minorías coptas para que acepten acuerdos no judiciales con sus vecinos más numerosos, en lugar de que el gobierno intervenga y realice los procesos judiciales.
A los coptos también les preocupa que no han podido obtener permisos para abrir nuevas iglesias, pues a menudo la policía se los niega debido a razones de seguridad. Tan solo en el obispado de Minia, que tiene 100 edificaciones, hay 150 poblaciones que no tienen iglesia, a pesar de que se han abierto algunas.
En Ismailia, por ejemplo, los coptos han construido nuevos centros durante los últimos años, pero aún no comienzan a usarlos porque les han negado los permisos para hacerlo. En cambio, recibieron permisos para orar en una tienda afuera de una de estas iglesias, pero ese sitio lo quemaron recientemente.
Los dos jóvenes acusados de iniciar el fuego fueron liberados inmediatamente y los recibieron como héroes en su comunidad, relataron los cristianos de la población.
“¿La policía dijo que no podían abrir por motivos de seguridad?”, cuestionó Abram Samir, una servidora laica de la iglesia. “Es su responsabilidad protegerme y dejarme ejercer mis derechos”.
Gomaa declaró que se estaban construyendo muchas iglesias, pero que construir demasiadas podría irritar a los opositores. “Si no tienen iglesia en su comunidad, ¿por qué no van a otra a rezar?”.
Nour Youssef colaboró en este reportaje.
NOTAS
Los cristianos egipcios dicen estar en ‘un punto crítico’ ante la violencia en su contra
Por ROD NORDLAND 9 de septiembre de 2016. The New York Times ES
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