Hoy en día es frecuente escuchar que es necesario adaptar el lenguaje, las formas y hasta la doctrina, para que las personas se acerquen de nuevo a la Iglesia. Poco a poco los templos se van vaciando y también hay menos personas dispuestas a conformar comunidades cristianas. Pocas veces nos ponemos a reflexionar sobre las verdaderas razones que nos llevan a alejarnos de la Iglesia. Por ejemplo, en una reciente encuesta se dice que un 30% de los católicos alemanes están pensando en apostatar. La encuesta también señala que, por segmentos de edad, los mayores de 60 son los que más se plantean la apostasía. Mientras, la Iglesia no pregunta a estas personas las razones que les llevan a alejarse, como sería lo lógico. Sí un amigo deja tener contacto con nosotros, lo lógico es llamarle y preguntar si le pasa algo. Si realmente tenemos en aprecio fraterno a estas personas, ¿Por qué no nos interesamos por ellas? Quizás tememos que nos contesten que no se trata de que no comprendan el lenguaje de la Iglesia, ni tampoco por los shows o por la planificación. A lo mejor buscan algo más que una ONG y un club social, no lo encuentran.

[Cristo] Llama Misterios del Reino de los Cielos a la doctrina del Evangelio, que no es dado conocer a aquellos, esto es, a los que están fuera, y no quieren creer en Él, es decir, a los escribas, a los fariseos, y a todos los demás que continúan en la incredulidad. Acerquémonos, pues, al Señor con un corazón puro, en compañía de los discípulos, para que se digne interpretarnos la doctrina evangélica, según aquello: "Los que se acercan a los pies de Él, reciben su doctrina" (Dt 33,3). Y el que tiene deseo de leer, recibirá la facultad de entender, y al que no tiene deseo de leer, le serán quitados los dones que recibió de la naturaleza. O al que tiene caridad, se le darán las demás virtudes, y al que no la tiene, se le quitarán las otras virtudes, porque sin caridad no puede haber bien alguno. (San Remigio de Reims. Catena aurea.  Evangelio según san Mateo, 13:10-17)

San Remigio no habla de que quien desea realmente acercarse a Cristo, recibirá la mano del Señor. Cristo se acerca a Zaqueo que se ha subido a un Sicomoro para que el Señor pueda verle. No sólo se acerca, sino que le dice que se alojará en su casa. Esto nos recuerda una de las frases que más esperanza deberían darnos y que está contenida en el mensaje a la Iglesia de Laodicea: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo” (Ap 3, 20).

¿Qué es lo que nos impide escuchar el Mensaje cristiano? ¿Qué es lo que nos impide vivir la Misión? ¿Qué nos impide acercarnos al Misterio Cristiano? No es la sociedad que nos rodea, sino nuestro orgullo y soberbia. Aunque vivamos en una sociedad anticristiana, Cristo sigue llamando a la puerta de nuestro ser, nuestro corazón. Entonces entenderemos claramente otra de las frases del Evangelio de hoy domingo: “Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene” (Mt 13, 12). “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mt 16, 25). Quien no tiene y rechaza la mano del Señor, pierde todo.