El Ivan Dragicevic dice: “Nuestra Señora nos pide a todos que oremos con el corazón, y orar con el corazón quiere decir que cuando oramos, debemos pensar en lo que estamos orando, lo que estamos expresando en la oración. ¿Estoy pensando en las palabras que estoy pronunciando y en lo que quieren decir para mi en mi vida?”
Nuestra Señora en Medjugurje nos enseña:
- “Cuídense, mis queridos, que yo soy su madre y he venido a la tierra para enseñarles como escuchar del amor, como orar del amor, y no a la fuerza, por la cruz que están llevando.” (29 de noviembre de 1984)
- “Les llamo nuevamente para que oren con el corazón.” (30 de mayo de 1985)
- “Oren y amen, queridos niños. Con el poder del amor ustedes pueden hacer aquellas cosas que creen imposible.” (7 de noviembre de 1986)
- “Si ustedes oran con el corazón, queridos niños, los congelados corazones de su hermanos se derretirán y las barreras se desaparecerán.” (23 de enero de 1986)
- “Yo los llamo para que oren sinceramente con el corazón, para que cada oración se un encuentro con Dios. En sus trabajos y en sus vidas diarias, coloquen a Dios en primer lugar.” (25 de diciembre de 1987)
- “Yo estoy con ustedes y velo incesantemente por cada corazón que se me consagra.” (25 de febrero de 1989)
- “Hoy los invito renovar su corazón. Ábranse a Dios y entréguenle a Él todas sus cruces y dificultades, para que Dios lo transforme todo en alegría. Pequeños niños, no pueden abrirse a Dios si oran.” (25 de julio de 1989)
Jelena Valsilij, jovencita que recibe locuciones interiores y que tiene un grupo de oración en Medjugorje, aprendió con María a orar con el corazón. Jelena estaba diciendo el rosario con Nuestra Señora “como se lo habían enseñado en la iglesia” Nuestra Señora le dijo: “Esto no es el rosario. Tú oras solo con los labios. Debes concentrarte. Debes sentarte sin moverte y entra en tu interior.”
María no quiere nuestros labios, ella no quiere que sólo nos arrodillemos frente a una estatua, ella quiere nuestros corazones.
En un mensaje a Jelena el 20 de octubre de 1984, Nuestra Señora dijo: “Cuando ores, debes orar más. La oración es un diálogo con Dios. La oración significa entender a Dios. La oración es necesaria, porque después de orar todo se ve más claro. La oración es para conocer la felicidad. La oración es para aprender a llorar. La oración es para aprender a florecer. Orar no es malgastar el tiempo. La oración es realmente un diálogo con Dios.”
La Oración con el Corazón es realmente dirigir nuestros pensamientos a Dios
Orar con el corazón es orarle a Dios en nuestros pensamientos y súplicas, en nuestras preocupaciones y anhelos, ya sea a través de oración formal o en el lenguaje simple que nosotros comúnmente usamos, cuando nos comunicamos con las personas en nuestra vida diaria. Esta oración, idealmente es una fusión de nuestros corazones, desde el nivel mas profundo de nuestro ser interior.
Tal oración, cuando esta enfocada en expresar la mayor sinceridad y fe y se entremezcla con periodos de silencio, nos hace receptivos a escuchar la respuesta de Dios. Entonces, Él viene a nosotros dulcemente— en sosegada, suave voz o pensamiento no llamado. El usualmente nos habla así…
¿Cómo tú sabes si estas Orando con el Corazón?
Tú sabes si estas orando con el corazón, cuando tú estas en paz con Dios, en términos amistosos. Y tú no puedes sentir esta paz, si tú no estas viviendo en paz con otros. Tú corazón debe estar en el ambiente limpio de la fe, esperanza y amor.
En una verdadera oración, hacemos aquellas cosas que dirigen nuestra atención a Dios.La Santísima Virgenquiere que caminemos hacia Dios elevando nuestras mentes hacia Él.
Debemos también sentir también hambre y sed de justicia recordando que, “Felices los que tienen hambre y sed de Justicia, porque serán saciados.” (Mat 5;6)
Este orar con el corazón individualmente, se enaltece en los grupos de oración. En ese escenario, uno toma parte con otros al escuchar la palabra de Dios, al cantar y al absorber los sonidos musicales nacidos de la fe, esperanza y amor. “Fíjense con docilidad enla Palabraque fue sembrada en ustedes, la cual es capaz de salvarlos. Hagan lo que dice la palabra, pues al ser solamente oyentes se engañarían a si mismos. (Santiago 1;21)
La Madre de nuestro Salvador nos ha recomendado que comencemos con una oración todo lo que hagamos—en le trabajo, en las diversiones, en los momentos de soledad; en los tiempos de alegría; en los tiempos de tristeza. Es simplemente hacer a Jesús nuestra prioridad, el punto focal de nuestras vidas. Al ofrecerle al Señor todo lo que hacemos, logramos una oración constante—oración con el corazón.
Fuente: https://rosasparalagospa.com/los-videntes/como-orar-con-el-corazon/