Hola, buenos días, hoy Verónica nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
LOS JUEGOS DE JUBI
A Jubi, nuestra perrita, debe resultarle súper divertido vaciar todas y cada una de las papeleras de la sala de trabajo. Cuando no estamos, se cuela y deja la sala hecha un desastre, con papeles por todas partes. Cada día, antes de ponernos a trabajar, tenemos que recoger todo lo que ha tirado.
A mí me daba la risa porque, siendo monja, el Señor me regaló entender a los padres con hijos pequeños. Cuántas veces hay que ir detrás de ellos recogiendo, con mil ojos para que no se coman nada peligroso, para que no se caigan y se hagan daño... Los padres dan la vida, se cansan, acaban agotados, pero felices de amar a sus hijos. Y al día siguiente, aunque la sigan liando, no disminuye su amor por ellos.
Nosotros somos esos niños, y así actúa el Señor con cada uno de nosotros. Él cada día da Su vida, es el que nos cuida y nos protege. Pensamos que, siendo como somos, se va a alejar o va a dejarnos, pero, sencillamente, ¡no puede! Su amor por nosotros es tan grande que estaría todo el tiempo recogiendo los papeles que tiramos. No se cansa de amarnos y es feliz amándonos. Nosotros la liamos muchísimas veces como personas humanas que somos, pero Él no nos pide que seamos perfectos y que no tiremos ninguna papelera; nos pide que, cada vez que la liemos, nos levantemos y le volvamos a mirar.
Hoy se te van a presentar situaciones en las que fácilmente se puede perder la paciencia, por eso, el reto del amor es que pares antes de nada y le pidas al Señor poder actuar desde Él, desde el amor, para seguir amando a esa persona. Y, si en algún momento pierdes la paciencia, ¡es normal! Pide perdón y... ¡a seguir adelante!