Año del Señor 2019
19 de julio
 
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 
 
ESCÚCHALE, SIEMPRE RESPONDE
 
Todos los jueves tenemos Exposición del Santísimo en las Vísperas y la oración. Desde mi sitio siempre veo la Custodia de lado, solo veo los rayos. 
 
Al empezar la oración, me he agachado para coger un boli y, al volverme, he descubierto que la Madre Priora había girado la Custodia. Me encuentro a Jesús mirándome fijamente, y te voy a compartir hoy mi oración. 
 
Estoy sentada, y tengo la Custodia frente a mí, expuesto el Santísimo. Esto quiere decir que tengo a Jesús delante mío, el mismo que caminaba por Galilea, el mismo que curaba en Jerusalén, el mismo que enseñaba en el monte, el mismo Jesús... le tengo ahora delante mío. 
 
Cuando tienes a una persona delante de ti, lo primero que haces es saludarla y decirle lo mucho que te alegras de verla. Eso es lo primero que he hecho: saludarle y decirle que le amo. 
 
Ahora paso a compartirle y vaciar mi cabeza y corazón de todo lo que tengo en ellos, le entrego una a una todas las cosas que me preocupan, que me hacen sufrir, que me quitan la paz. No le pido soluciones, solo se lo entrego para que Él muera por todo lo que a mí me mata y así resucite por ello, y a mí me lo devuelva resucitado. Porque yo sola no puedo con cosas que tengo en el corazón, situaciones que no comprendo, sufrimiento compartido. 
 
Después, paso a las cosas que tengo en el corazón y en la cabeza, pero que me hacen feliz. Esto también se lo entrego una a una: esas personas que cada día me dan la mano para caminar, ese proyecto bendecido y llegando lejos, ese cariño detrás de la hermana. 
 
Y una vez que le he entregado todo, ya tengo la mochila vacía. En este momento siento que mi corazón y mi cabeza están más libres. Y ahora le doy un tiempo a Jesús para que me pueda hablar al corazón, poder escucharle en el susurro de una inspiración, de una intuición, de un mensaje... En la oración, Jesús siempre se hace presente, pero, por no estar atentos, se nos escapa. En ese momento le dejo que pueda manifestarse. Él ya sabe todo de mí, ya le he puesto todo en la Cruz; ahora solo tengo que estar, permanecer a Su lado, para recibir Vida. 
 
Jesús se te puede manifestar en lo más cotidiano; la oración no consiste en grandes esfuerzos, sino que es hablar de corazón a corazón. Y secundar lo que te sople el Espíritu. 
 
Hoy el reto del amor no es hacer bien un rato de oración, sino meter en tu oración tu día a día, dejar que Jesús entre en ello y te susurre algo. No salgas de la iglesia sin llevarte algo de Jesús.
 
VIVE DE CRISTO 
 
 
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¡Feliz día!
 
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