Año del Señor 2018
28 de junio
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¿QUÉ TE QUITA EL SUEÑO?
Llevo un par de noches en que me despierto sobresaltada. Eso en mí es muy raro, ya que soy de buen dormir. Pero, estos días, de pronto, a medianoche, un sonido extraño, un crujido de vigas, me despierta: ¡parece como si unos caballos estuviesen de carreras por encima del techo de mi celda!
En realidad pensamos que son garduñas (una especie de gato, más pequeño, muy difícil de ver). Es muy común que anden por los tejados, donde hacen sus madrigueras, y salen por la noche a cazar.
Anoche, cuando me despertaron nuestros amiguitos, me di cuenta de lo frágil que es mi confianza. Cuando veo lo que sucede, cuando parece que controlo lo que puede hacerme sentir en peligro, me resulta más o menos fácil confiar, pero, cuando una situación se sale de mi control, cuando me siento como a la intemperie, desprotegida... la confianza ya es otra cosa.
Cuántas situaciones de nuestra vida nos hacen sentir así: cuando el trabajo agobia o los problemas económicos aprietan, cuando los hijos salen de la protección de los padres, cuando vemos sufrir a un familiar enfermo... Esas situaciones te despiertan sobresaltado a medianoche.
La confianza es experimentar que los brazos de Jesús están abiertos para ti, y que, si confías y te abandonas en Sus brazos, encuentras el descanso en Él.
La cosa es que continuamente volvemos a tomar el control de nuestra vida bajándonos de Sus brazos, pero el arte de confiar está en que, al darnos cuenta, nos volvamos a subir.
Y realmente la confianza empieza por las cosas pequeñas. Si comienzo por confiar con las cosas pequeñas, después, cuando lleguen las grandes, también podré confiar: “El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel” (Lc 16, 10).
La confianza descansa en la certeza de que nada de lo que me pueda suceder está lejos de la mirada de Jesús. Él no descansa ni de día ni de noche, velando por ti. Y te suceda lo que te suceda, siempre encontrarás en Él la fuerza, la paz y la gracia necesarias para vivir cada momento de tu vida en plenitud.
Hoy el reto del amor es volverte a Sus brazos. Descansa en Él, verbaliza que quieres soltar el control de tu vida en Sus manos, y comienza a dejar que se haga realidad en las cosas pequeñas: confía en lo que te dicen las personas, dales tu confianza, confía en Él en tu trabajo, en tu familia... ¡Su paz te hará disfrutar verdaderamente de la vida!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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