Ecclesia Digital
Adventencia previa a los amigos lectoress: Si su sensibilidad no soporta este testimonio paren de leerlo. Pero recen para que no vuelva a ocurrir en España. Blogger.
"Hace unos días, tuve el privilegio de tener en mis manos un pequeñito manuscrito original de oraciones y reflexiones de cuando el Beato y Mártir Juan Duarte Martín, era pequeño.
Una de las oraciones-reflexiones dice:
“Cuando venga el Señor a la casa de nuestro corazón, abrámosle las puertas para que entre y habite en el, y cuando venga el demonio, que lo eche el corazón de Jesús fuera”. (Meditación día 24).
¿Quién era el Beato Juan Duarte Martín?
Nació en Yunquera (Málaga) el 17 de marzo de 1912. Sus padres se llamaban Juan y Dolores.
Entró en el Seminario de Málaga en el 19241925. Se ordenado subdiácono en Granada y diácono en Málaga en el año 1936.
Oculto en su domicilio familar, Calle Adelante 31 de Yunquera, fue delatado por una vecina que lo descubrió, siendo detenido por vecinos del pueblo y milicianos de la F.A.I. Fue conducido con los seminaristas, José Merino Toledo y Miguel Díaz Jiménez, a El Burgo, donde quedaron Merino y Miguel, y a él lo llevaron a Álora, donde fue entregado al Comité, y su presidente, Miguel Cárdenas, lo puso en manos de la patrulla de Antonio Sánchez Portela “El Chato” y de Antonio Ortíz Romero “El Melena”.
Estos le hicieron sufrir horribles torturas, como la aplicación de corriente eléctrica en sus genitales y la introducción de pequeñas cañas debajo de sus uñas, pasearlo por las calles del pueblo para diversión de la chusma, e intentando que blasfemase. Finalmente “El Chato” le cortó los genitales y los entregó a Inés Cuenca Palomo “La nona”. Ésta, exhibiéndolos en un plato y decía: “Si va a ser cura ¿para qué los quiere?”. Después, se los entregaron a Frasquita, la posadera, para que se los friera, pero ella se tapó la cara, y el miliciano los echó a un perro, que no los quiso. Tras esto, Frasquita mandó a su hijo Pepe: “Toma eso y lo entierras en la cuadra que es de un santo”.
Después lo llevaron a un arroyo llamado “Bujía”, pero como seguía diciendo ¡Viva Cristo Rey” le cortaron la lengua, le abrieron en canal, le rociaron con gasolina y le quemaron vivo. En la exhumación su cadáver presentaba tres heridas de armas de fuego en la cabeza y una en el pecho, además de la amputación de genitales y apertura del vientre, con mucha sangre, no derramada sino cuajada por el fuego. Su cadáver, enterrado en el lugar del martirio, fue exhumado en el año 1937 y trasladado al cementerio de Yunquera, donde estuvo hasta su traslado al templo parroquial. Fue Beatificado en Roma el 28 de octubre de 2007.
Fray José Borja".