IN MEMORIAM
Cometería una falta gravísima si no rindiera en las primeras líneas el tributo merecidísimo, el homenaje más fervoroso de admiración y de cariño al fundador de esta Caja Rural, al sacerdote párroco de esta villa, a nuestro consiliario don Pedro Estrada Altozano, que fue también mártir y héroe de nuestra gloriosa cruzada. Digo mártir y héroe, porque supo morir predicando a Jesucristo, diciendo a sus verdugos (fui testigo en la prisión) que nunca conseguirían oírle blasfemar y perdonándoles momentos antes de ser martirizado.
Don Pedro Estrada Altozano, virtuoso sacerdote, constante sembrador de la doctrina de Cristo, que predicaba con verbo encendido de fe y con una vida ejemplar de verdaderos sacrificios. Muy celoso siempre de las necesidades, principalmente espirituales de sus feligreses, sin olvidar cuanta ayuda material pudiera proporcionales también, al hacerse cargo de esta parroquia, muy pronto se dio cuenta del beneficio extraordinario que obtendrían con la creación del Sindicato Agrícola Católico, del que ya fue gran propagandista, por los magníficos resultados de otros creados por obra del inmortal documento del papa León XIII, documento conocido con el nombre de “Rerum Novarum”, llamado también “el beso de la Iglesia a los obreros”, ya que salva a los agricultores de las garras de la usura, plaga del campo más terrible que todas las plagas juntas.
Desplegó tan especial interés por esta obra, que aprovechó la primera ocasión más propicia, la venida a esta de unos misioneros para propagar con el mayor entusiasmo la necesidad del Sindicato Agrícola Católico, quedando constituido en 31 de julio de 1927.
Por indicación del ilustrísimo señor Obispo de Ávila, se colocó en esta iglesia parroquial una lápida en cerámica talaverana, en memoria de este sacerdote mártir, por ser el párroco de la misma en tan trágica época. Bien merecido tiene se le rinda un homenaje, por ser el fundador de esta Caja que tantos beneficios está reportando a este pueblo, causa seguramente unida a su conducta intachable de su martirio. Lanzo esta idea para que otros, recogiéndola con todo cariño, si lo estiman así, tomen acuerdos encaminados a perpetuar la vida ejemplar y obra admirable de tan venerable sacerdote de Cristo.
Este fue don Pedro Estrada Altozano, sacerdote ejemplar, honrado caballero. ¡Con qué entusiasmo y con qué cariño exponía en nuestras reuniones las características de la Caja! Nunca fue preciso discutir sus opiniones, porque siempre eran basadas en la verdad que fue norma de su conducta. En la iglesia, como en las juntas generales, se le admiraba, no por sus palabras rebuscadas, ni conceptos altisonantes, sino porque penetraba en lo más profundo de nuestra alma, y es que todos los actos de su vida fueron los argumentos más convincentes de su predicación.
Por su bondad exquisita, por sus grandes virtudes, podemos decir sin eufemismos que estaba como ungido de santidad.
Este es el sincero homenaje, que con el mayor fervor, le dedica esta primera memoria el más humilde sus feligreses, Justo Fernández.
CONSTITUCIÓN DEL SINDICATO AGRÍCOLA CATÓLICO Y DE LA CAJA RURAL DE AHORROS Y PRÉSTAMOS DE NAVALCÁN (TOLEDO)
El Sindicato Agrícola Católico de Navalcán quedó constituido el 31 de julio de 1927 con cuarenta y tres asociados, siendo elegido presidente don Cirilo Sánchez González. Como secretario encargado de redactar esta memoria, cargo para el que fui nombrado al fundarse esta asociación, por indicación de los señores consiliario y presidente, conservo por ello gran cantidad de datos, incluso referentes a la actuación de los asociados, y sería injusto no hacer constar unas palabras de verdadera gratitud, a las que no dudo se unirán todos, dirigidas al que fue primer presidente, don Cirilo Sánchez González, por la labor honrada, constante y desinteresada que realizó, para el mayor éxito de esta entidad, con su ayuda económica, por la gran propaganda para que otros, siguiendo su ejemplo, impusieran cantidades, por su buena disposición ofreciendo su solvencia moral y material para adquirir cantidades y prestando su firma, para responder de varios préstamos concedidos a este sindicato en los primeros momentos, conducta, como veis, encaminada toda al fin de obtener fondos suficientes para atender a las necesidades de los asociados, que eran extraordinarias.
Es merecedor también de un homenaje el primer presidente don Cirio Sánchez González, ya que su limpia patente de hombría de bien, su altruismo, formaron el firme cimiento de esta obra.
Conste que no son lisonjas ruines, esta es la realidad. Conste también para los maliciosillos, que ni con esto, ni con cuanta propaganda haga en favor de esta obra, persigo ningún fin egoísta, como continuar en este cargo cobrando una gratificación, o pretender fuera esta mayor. La gratificación que cobra el secretario es de cuatro mil quinientas pesetas anuales, desde el primero de enero de 1947, teniendo además a su cargo la secretaría de la Cooperativa Agrícola. En años anteriores fue de dos mil pesetas y de mil pesetas. Entidades hermanas, aun de menos movimiento, abonan ocho y nueve mil pesetas, por ello hay que reconocer que el secretario se sacrifica en beneficio de esta obra. Ruego no tomen en cuenta esta inmodestia, por ser precisa en prestigio de esta entidad, ya que estas aclaraciones y otras más que encontraréis os descubren a los enemigos de la misma. Aún hay más: aunque esta gratificación fue igual o algo mayor a la que abonan otras asociaciones, no merecería ninguna censura, ya que desde julio de 1927 que quedó constituida esta Caja, hasta febrero de 1932, serví gratuitamente esta secretaría, sin gratificación de ninguna clase, con el fin exclusivo de ahorrar los mayores gastos posibles, para formar una base sólida. Y para dejar por completo en mal lugar a los maliciosos, tengan en cuenta que ahora precisamente, cuando la gratificación se va aproximando a la que debiera ser, ahora es cuando deseo dejar este cargo, entre otras razones por falta de salud. En la próxima junta general de enero rogaré ser relevado. Mi decisión es tal, que sería preciso viera yo como consecuencia la muerte inevitable de esta Caja para continuar un año o dos más a lo sumo, y siempre que pudiera tener un auxiliar elegido a mi gusto.
Creo hacer un gran servicio, con estas aclaraciones y con esta memoria, ya que os demostrarán la verdad, la grandeza de esta obra, por los múltiples beneficios conseguidos. Cuando os enteréis bien, ya os pondréis en guardia todos, muy especialmente los indiferentes, para no ser engañados por los falsos propagandistas enemigos de esta Caja. Pero, ¿es posible que tenga enemigos? Sí, no lo dudéis, los tiene, como todas las obras de Dios. Así veréis como los enemigos de la verdad, haciendo guisos a capricho, con argumentos podridos, tratan de enmascararla y ocultarla cuidadosamente. Pero al fin, la verdad resplandece.
PRIMERA JUNTA RECTORA.—DATOS Y ACUERDOS DE INTERÉS
Este Sindicato Agrícola Católico quedó constituido el 31 de julio de 1927, con cuarenta y tres asociados, siendo elegida la siguiente Junta directiva:
Presidente, don Cirilo Sánchez González; consiliario, don Pedro Estrada Altozano; secretario, don Justo Fernández Muñoz; vocales, don Gervasio Sanz Ruiz, don Juan Narros Moreno, don Mariano Muñoz González, don Bernardo González Pascual, don Wenceslao Carrasco Rouchas, don Jesús López Serrano y don Doroteo González Sánchez.
Se celebró la primera junta general extraordinaria el 28 de agosto de 1927, en la que se acordó: abonar como cuota de entrada dos pesetas y por cuota anual una peseta; constitución de la Caja Rural con la misma Junta directiva del Sindicato.
Los Estatutos, según consta al final de los mismos, quedaron registrados en Toledo con fecha 20 de julio de 1927, con el número 1.171, folio 107 del libro registro de Asociaciones, conforme al artículo cuarto de la Ley de Asociaciones de 30 de junio de 1887. Lo firma el excelentísimo señor gobernador civil. Hay un sello del Gobierno civil de la provincia de Toledo.
En 31 de mayo de 1946, en cumplimiento a la Ley de Cooperación de 2 de enero de 1942 y Reglamento para su aplicación de 11 de noviembre de 1943, fueron presentados los Estatutos de esta Caja Rural al Ministerio de Trabajo, y con fecha 8 de mayo de 1947, como consta al final de dichos estatutos, fueron aprobados, inscribiéndolos en el Registro Oficial de Cooperativas de dicho Ministerio, con el número 3.127, quedando encuadrados en la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito. Firma esta diligencia, al final de los estatutos, el jefe del Servicio, Bartolomé Aragón. Hay un sello del Ministerio de Trabajo, Servicio de Cooperación.
La primera cantidad ingresada fue de 1.250 pesetas, que entregaron varios de la Junta, sin cobrar interés hasta el 31 de diciembre de 1928, con el fin de empezar a facilitar préstamos concediendo el primero de 200 pesetas, en 25 de septiembre de 1927. Coincidencia que observaréis. Las primeras 1.250 pesetas ingresadas en esta Caja han quedado multiplicadas por 1.000 aproximadamente, al vigésimo año de vida, como comprobaréis a continuación, ya que en 1947 ascienden las imposiciones a 1.135.000 pesetas aproximadamente.
En 12 de septiembre de 1928 nos concedió la Federación Católico Agraria de Ávila 10.000 pesetas, a pagar en dos anualidades. No solo por esta razón de ayuda en la época más difícil, sino también por facilitarnos cuantos datos y normas se precisaron y por la diligencia y amabilidad que siempre prestó dicha Federación de Ávila a nuestras consultas, muy especialmente su administrador, don Casimiro Hernández Ortega, por todo debemos gratitud a la Federación Católico Agraria de Ávila que deseo conste también en esta memoria.
Esta Caja, sin cesar en su labor, aumentando año tras año sus operaciones, ha llegado a facilitar préstamos hasta de 100.000 pesetas, a entidades hermanas, y hasta de 75.000 pesetas a particulares.
En 29 de diciembre de 1934 se concedió al Ayuntamiento de Navalcán un préstamo de 22.250 pesetas, que precisó para devolver al Banco de España el préstamo que le hizo, con el fin de atender al compromiso adquirido con el contratista del camino vecinal de esta a enlazar con la carretera de Oropesa a Candeleda. Este préstamo fue amortizado por el Ayuntamiento siendo yo alcalde en 6 de abril de 1940, abonando por pago total, incluido intereses, 21.100 pesetas.