Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                  
   
GRAN MISTERIO 

Siempre me he preguntado cómo es posible que un hecho tan extraordinario como es la Asunción de María no aparezca en la Biblia. Ayer se lo comentaba al Señor en la oración: ¿cómo es posible que permitiese semejante omisión? 

Pero, de pronto, sentí que Cristo hacía que un montón de piezas encajasen en mi cabeza como un puzzle. 

Veamos, ¿quién cuidó a María por expreso deseo de Jesús? ¡San Juan! 

Y este evangelista tiene una característica muy peculiar: ¡sólo escribe lo que no dejaron claro los evangelios sinópticos! 

El ejemplo más claro es el relato de la Última Cena, que no menciona nada del pan y el vino (¡ya lo hacen los otros tres evangelistas!) y, en cambio, nos relata toda la despedida de Cristo, su oración al Padre, sus últimas recomendaciones... 

Creo que Juan era un hombre muy práctico: "Si ya lo tiene claro todo el mundo, ¿para qué lo voy a escribir?" 

Supongo que es lo que le pasó el día de la Asunción: como se enteraron todos los cristianos, ya no se paró a dejarlo por escrito... 

Y así, descubrimos de nuevo la humildad de María, con su gran victoria final escrita sólo en el corazón de sus hijos... Ella, como siempre, pequeña, sonriente, silenciosa. 

«Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha mirado la humildad de su esclava». 

Hoy el reto del amor es que alces tu corazón al Cielo a felicitar a nuestra Reina. Un beso, una sonrisa, una oración... ¡hoy alégrate por esta victoria de la Madre, que es un preludio de nuestra victoria! ¡Feliz día! 

VIVE DE CRISTO
  
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