Por el ministerio sacerdotal que desarrollo, no pude seguir muchos detalles de la JMJ por TV. Presencié la última Eucaristía.
   Hubo cambio de las lecturas del domingo ordinario. El Papa eligió el relato de Zaqueo en el capítulo 19 de San Lucas. Zaqueo sería hoy un pecador maldito. Ricachón, injusto… ¿Nos imaginamos que el papa Francisco se invitara a cenar con los banqueros de una nación en la espléndida mansión de uno de ellos? Y Jesús se fue a su casa. Necesitaba salvación. Era lo importante. La cena lo de menos.
   El punto clave está en el corazón de Zaqueo que desea ver a Jesús por encima de todo. Esta fue la gracia recibida y la gracia aceptada en libertad. Lo demás vine como consecuencia. Tomada la decisión, el Papa señala tres obstáculos que tuvo que vencer y que tenemos que vencer si queremos acercarnos de verdad a Jesús:
   “El primero es la baja estatura: Zaqueo no conseguía ver al Maestro, porque era bajo. También nosotros podemos hoy caer en el peligro de quedarnos lejos de Jesús porque no nos sentimos a la altura, porque tenemos una baja consideración de nosotros mismos. Esta es una gran tentación, que no solo tiene que ver con la autoestima, sino que afecta también a la fe. Porque la fe nos dice que somos
   El segundo obstáculo que debe vencer Zaqueo es vergüenza paralizante. Era una figura importante aunque odiada. Subirse a un árbol era hacer el ridículo. “Pero superó la vergüenza, porque la atracción de Jesús era más fuerte. Habréis experimentado lo que sucede cuando una persona se siente tan atraída por otra que se enamora: entonces sucede que se hacen de buena gana cosas que nunca se habrán hecho. Algo similar ocurrió en el corazón de Zaqueo, cuando sintió que Jesús era de tal manera importante que habría hecho cualquier cosa por él, porque él era el único que podía sacarlo de las arenas movedizas del pecado y de la infelicidad…
   Queridos jóvenes, no os avergoncéis de llevarle todo, especialmente las debilidades, las dificultades y los pecados, en la confesión. Él sabrá sorprenderos con su perdón y su paz. No tengáis miedo de decirle > con toda la fuerza del corazón, de responder con generosidad, de seguirlo. No os dejéis anestesiar el alma sino aspirad a la meta del amor hermoso, que exige también renuncia, y un
   El tercer obstáculo que tuvo que superar fue la murmuración de la gente. Jesús tenía que entrar en casa de un pecador. “Aquel día, la multitud juzgó a Zaqueo, lo miró con desprecio; Jesús, en cambio, hizo lo contrario: levantó los ojos hacia él.la mirada de Jesús va más alá de los defectos para ver a la persona; no se detiene en el mal del pasado, sino que divisa bien el futuro; no se resigna frente a la cerrazón, sino que busca el camino de la unidad y de la comunión; en medio de todos no se detiene en las apariencias, sino que mira al corazón. Jesús mira nuestro corazón, e tuyo y el mío. Con esta mirada de Jesús, podéis hacer surgir una humanidad diferente., sin esperar a que os digan
   Terminó el Papa con estas hermosas palabras: “La jornada Mundial de la Juventud, podríamos decir, comienza hoy y continúa mañana, en casa, porque es allí donde Jesús quiere encontrarnos a partir de ahora. El señor no quiere quedarse solamente en esta hermosa ciudad o en los recuerdos entrañables, sino que quiere venir a tu casa, vivir en tu vida cotidiana: el estudio y los primeros años de trabajo, las amistades y los afectos, los proyectos y los sueños. Como le gusta que todo esto se llevemos a la oración. Él espera que, entre tantos contactos y chats de cada día, el primer puesto lo ocupe el hilo de oro de la oración. Cuánto desea que su Palabra hable a cada una de tus jornadas, que su evangelio sea tuyo, y se convierta en tu