Año del Señor 2018
8 de octubre
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
LO ÚNICO IMPORTATE QUE NO DEBES OLVIDAR
Durante el mes del rosario, la Eucaristía de las 20 h. de la noche de la Parroquia se traslada a nuestro monasterio. De modo que, todo el que quiera, puede venir a rezar el Rosario junto con nosotras y, a continuación, la Eucaristía.
Cada día una persona del pueblo dirige el rosario, menos los sábados, que nos toca a las monjas. Y este primer sábado me tocó a mí.
Con lo fácil que es rezar un rosario... ¡nunca me imaginé que te podías quedar en blanco!
En un principio subí al ambón tan tranquila, pero, conforme empezábamos a rezarlo, me ponía más y más nerviosa pensando: “Se me va a olvidar cómo sigue el avemaría... se me va a olvidar...” Total, ¡que se me olvidó!
Y en un “Santa María, Madre de Dios...” no sabía cómo seguir, si lo estaba diciendo bien o mal... y tuve que echar una mirada a mis hermanas para ver cómo continuar.
Poco después casi me sucede lo mismo con el padrenuestro y, al final, entre nervios y tropiezos, me despisté por un momento de contar cuántas avemarías llevábamos y tuve que volver a mirar a mis hermanas para que me echaran un cable.
Estando ahí arriba, en el ambón, pude experimentar un poco lo que sienten tantas personas que comienzan a ver cómo su memoria les falla. Y al instante recordé una anécdota que me contó hace tiempo el sacerdote que nos ayuda.
Me dijo que, paseando por la calle, se encontró con una feligresa suya, muy mayor, y se detuvo a preguntarle qué tal estaba.
-Bien, -respondió ella- aunque mi memoria comienza a fallar.
-Bueno, mientras no te olvides de lo más importante...
-¿Y qué es lo más importante? -preguntó la anciana.
-Que el Señor te ama -respondió el sacerdote con certeza.
Y ella, consciente de la debilidad que sentía en su ser, añadió:
-Para eso está usted: para recordárnoslo con su ternura.
Así que, mientras intentaba no olvidar cómo seguía el padrenuestro o el avemaría, me daba cuenta de que lo importante no está en procurar no equivocarse o en no perder la memoria. Lo único importante está en que tengas siempre presente que el Señor te ama, y que, cuando se te olvide, mires a tu alrededor, hacia aquellas personas que sabes que te ayudarán a recordarlo.
Hoy el reto del amor es acordarte de tus mayores. Normalmente son ellos los que experimentan esta debilidad, y también necesitan de nosotros, que seamos el recuerdo constante de que son queridos, de que les queremos, y de que, por encima de todo, el Señor les ama. Cuando deseas recordar esto a los demás tampoco tú lo olvidarás.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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